Arzobispo de Lima

Una Iglesia pobre para los pobres, sencilla y sin tanto enredo

Yo soy un cura de pueblo, de barrio, soy un universitario. Llegué a la Tablada, después con San Juan Apóstol y luego regresé al pueblo sencillo cuando (Monseñor) Pachi me pidió  heredar el trabajo de los Columbanos y posteriormente lo mismo en San Lázaro. Fueron 12 años muy bonitos”, con estas palabras, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, inició su discurso en el Primer Encuentro con las religiosas de la Arquidiócesis de Lima, celebrado el pasado 28 de marzo en el distrito de San Miguel.

Citando al Papa Francisco, señaló que “la Iglesia tiene que estar ahí donde está gestándose los nuevos relatos de la humanidad” y que “debemos estar dispuestos a comprender las nuevas situaciones, arriesgarse a predicar el evangelio y construir una forma de Iglesia distinta con las periferias nuevas que se encuentran. Debemos descubrir al Cristo escondido en cada ser humano, en cada situación, y recrear juntos nuestra Iglesia”.

A partir de estas reflexiones es que surgen diferentes carismas que “van creciendo en las propias congregaciones, como el Padre Pablo Menor se inspiró en los Jesuitas y formó a las Religiosas de la Congregación Pro Ecclesia Sancta“.

En ustedes está la fuente de la vida

Al ver todas sus obras, ustedes son movidas por el espíritu. Aprenden a adaptarse en distintas situaciones porque aman con el corazón del Señor, eso pasa por sus venas, y siendo mujeres tienen la enorme capacidad de poder comprender al ser humano porque en ustedes está la fuente de la vida, son madres, maternales”, agregó Monseñor Castillo.

Es muy importante que nos unamos todos los cristianos, especialmente los que tenemos diferentes maneras de pensar, para enfrentar los problemas que se vienen en un mundo destruido por la ambición, la finanzas, y el dinero que destruye todo, incluso la Iglesia”, sentenció.

A ti te digo ¡Levántate!

En otro momento destacó la importancia del trabajo que las religiosas realizan en la Iglesia, velando por el desarrollo de los más necesitados siempre con humildad y sencillez:  “Las hermanitas que se encargan de los marginados, confíen que, en el encuentro con las otras personas, hay un sujeto que va desarrollándose y debe alzarse. Hemos dicho “A ti te digo ¡Levántate!” así la otra persona esté deshilachada como estropajo puro, ustedes están ahí”.

Que el servicio nos sirva como un proceso de conversión espiritual para poder entrar en un camino nuevo de Iglesia como el Papa lo quiere, y así, realicemos el sueño de Jesús: una Iglesia pobre para los pobres. Una iglesia sencilla sin tanto enredo”.

Al término de su discurso, Monseñor agradeció el trabajo realizado por el Padre José Taminez, y presentó al nuevo Vicario de Religiosas, Padre Juan José Salaverry.

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