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Por la fe seguimos caminando en medio de las adversidades

La comunidad parroquial de Santiago Apóstol de Surco recibió con gran alegría al nuevo párroco Luis Ángeles Mendez en la misa de Toma de Posesión presidida por el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo. También estuvo presente el vicario Braulio Espinoza.

«Hermanos y hermanas, hoy por la fe instituimos al nuevo párroco para que se fortalezca la fe de ustedes y se pueda seguir creciendo en el camino que Dios nos ha propuesto seguir. Por la fe seguimos caminando en medio de las adversidades en los tiempos que nos tocan, y por la fe nos enfrentamos con la misma palabra del señor que nos ilumina», comentó durante la homilía Monseñor Castillo.

Hemos sido constituidos personas capaces de amar

«El evangelio de hoy (Lucas 12,32-48) nos dice: “no temas pequeño rebaño porque el padre de ustedes ha tenido a bien darles el reino”. Si hay algo fundamental que Jesús quiso predicar es que Dios es Padre y la paternidad de Dios reina en el mundo, y nosotros estamos para anunciar y para vivir ese reino.»

«El reino de Dios – recuerda el obispo de Lima – no es un reino político, es el reino del amor que inspira todas las situaciones humanas y sociales, inclusive las políticas, para transfórmarlas en un principio de vida que es el fundamento de nuestra existencia: hemos sido creados hijos, no hemos sido creados solamente seres humanos, sino hijos, seres humanos a imagen y semejanza de nuestro Padre.»

«Todos somos constituidos en personas capaces de amar – indicó – la palabra persona es una traducción de una palabra griega que significa: “para sonar” para que se escuche, para estar relacionados hablando los unos con los otros, no para quedarnos callados y encerrados».

«Nosotros hemos sido constituidos personas, porque siendo hijos estamos para ser hermanos entre nosotros, y por lo tanto, no hemos de temer a vivir eso que es el reino del amor de Dios que es la comunicación permanente entre las personas, esa capacidad que tenemos de compartir lo que tenemos y construir algo juntos.»

Un rebaño sencillo que comparta esperanza

«El Señor nos indica cómo hemos de vivir como pequeño rebaño. Se nos dice en primer lugar que debemos vivir muy sencillamente. Jesús quiere que la Iglesia comparta lo que gana haciendo posible que todos seamos felices compartiendo. Por eso es que dice que no basemos la Iglesia en la plata, sino que basemos la Iglesia en cosas que no se desgastan.»

«En el tesoro del amor, la amistad y la humanidad no penetran ni los ladrones ni la polilla. Jesús nos dice claramente que allí donde tengamos nuestro tesoro tengamos nuestro corazón, el tesoro de vivir entre nosotros el amor, considerando a cada persona para cuidarnos y apreciarnos mutuamente.»

En ese sentido, nuestra relación con el Señor «debe ser siempre de esperanza», porque si Dios es amor y estamos en relación permanente con él, «nos nutrimos de esa capacidad de amar cuando oramos, cuando nos dejamos inspirar por el espíritu, cuando nuestra comunidad crece porque no hace las cosas simplemente por costumbre, deber o miedo; sino por el amor que le tiene a su Padre.»

La esperanza esperante en el Señor

«Por eso el Señor nos dice que estemos siempre a la espera, expectantes, viendo por dónde aparece nuestro Señor, que estemos siempre abiertos a que el Señor llegue en cualquier momento y nos encuentre haciendo lo que debemos.»

La esperanza no debe desesperarnos. Cuando uno se desespera quiere que las cosas ocurran al momento, pero el Señor nos invita a tener «una esperanza esperante, es decir, esperar contra toda esperanza, inclusive cuando hay dificultades terribles. Nosotros siempre esperamos que el Señor llegue, y por lo tanto, estamos a la espera para responder a lo que él nos diga.»

«Esa esperanza es la que hace que las comunidades se construyan y que la Iglesia perdure eternamente, porque tenemos nuestros ojos puestos en el cielo, y el cielo no es en la estratosfera, en las nubes, es en el amor, en el reino de Dios, del cual todos vamos a participar y queremos que toda la comunidad participe», agregó.

Un camino sinodal para construir nuevas formas de Iglesia

En otro momento, el Arzobispo de Lima habló de la importancia de construir juntos una Iglesia a partir de un camino sinodal:

«Tenemos que comprarnos el pleito de construir juntos esta Iglesia de Lima. Por eso hemos hecho un camino sinodal en donde estamos preguntando a todas las personas qué cosas tenemos que mejorar, qué nuevas periferias tenemos que encontrar, qué nuevas formas de Iglesia tenemos que vivir, porque estamos viendo a un mundo muy difícil donde las Iglesias no logran florecer, necesitamos construirlas en las situaciones complejas que estamos viviendo».

Le pedimos al Señor que nos inspire, que nos ayude a inventar, a ser creativos sobre cómo hacer una Iglesia capaz de llegar a todos.

Nuestros hermanos de la Amazonia, por ejemplo, «están pensando cómo va a ser su Iglesia, una Iglesia en balsa, una Iglesia en construcción junto con una comunidad cristiana muy viva, muy flexible, muy sencilla, como era la primera Iglesia del Señor.»

El desafío de la fe cristiana: resolver los grandes problemas de la sociedad

«Estas palabras que dice el Señor: “¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración de alimentos a sus horas?” ¿Quién es el cristiano que se va encargar de que la gente no sea maltratada, sino que se le dé su alimento en el momento justo del día? El Señor está hablando de una administración, está hablando de nuestro párroco, y está hablando también de mí, y de todos los que somos responsables y de toda la comunidad cristiana que tiene que ser responsable de este país, del país que amamos, que tiene que ayudar a reconstruir los lazos que se están rompiendo para ver cómo hacemos un país mejor en donde la gente no se pelee sino más bien se comprenda y se ayude.»

«Este es un gran desafío para la fe cristiana: resolver los grandes problemas que tenemos todavía de pobreza, de desprecio, de maltrato, de choleo, de gringueo, de negreo, para poder empezar a reconocer lo lindo que tenemos y lo distinto que somos.»

«Esa Iglesia que comprende, que no separa, sino que incluye e intenta comprender las distintas situaciones e inventa una manera de relacionarnos, es la que el Señor pide que realicemos». Una Iglesia que no separe ni divida, que no «asuste a las personas y ponga cincuenta mil peros para que no comulguen.»

El Señor suscita en nosotros la confianza y esperanza a pesar de todo el pecado que podamos tener, porque Dios no quiere abandonar a nadie, «por eso nos dice: “pequeño rebaño, no temas pequeño rebaño”, es decir, no tengas una religión de temor sino de confianza y de amor, porque Dios es esperanza, Dios es alegría, Dios es ánimo, Dios es vida y por lo tanto Dios nos da confianza», concluyó.

Santiago Apóstol de Surco: un camino de paz, unidad y fraternidad

Por su parte, el padre Luis Ángeles Mendez expresó su agradecimiento por esta nueva misión pastoral encomendada: «Quiero hacer luz con este encargo que me asignó nuestro Arzobispo Carlos Castillo de guiar esta comunidad parroquial de Santiago Apóstol de Surco en el camino de la fe, espero cumplir con fidelidad este encargo con la ayuda de Dios, de la virgen María»

«Siguiendo el ejemplo de nuestro santo pastor Santo Toribio de Mogrovejo, busquemos siempre caminos de paz, de unidad, de fraternidad, de hermandad y de ayuda mutua, porque todos somos iguales ante Dios y todos estamos encaminados hacia él», expresó.

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