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El rol humano de la mujer en la Iglesia: la figura de María

A lo largo de la historia, la mujer ha tenido un rol fundamental en el desarrollo y madurez de la Iglesia universal. La inteligencia de María ante el anuncio del ángel Gabriel, la madurez en la fe de María Magdalena como primera mensajera de Cristo resucitado, la identificación de Santa Rosa de Lima con los pueblos oprimidos de la época colonial, o el camino fecundo de Clara de Asís son solo algunos ejemplos de la importancia del papel humano y evangelizador de la mujer en el mundo.

En esta oportunidad, compartimos cinco aspectos importantes en la figura de María, primera discípula de Jesús. Contemplar a María nos permite volver la mirada sobre tantas mujeres, madres y abuelas de este país que, con sacrificio y discreción, abnegación y compromiso, labran el presente y tejen los sueños del mañana.

1. El diálogo inteligente de María

El momento del anuncio del ángel Gabriel es una primera oportunidad para comprender que María hizo entrar a Jesús en la historia a través de un diálogo inteligente, una reflexión con el ángel. Antes de tomar una decisión, María se cuestiona: «¿Qué tipo de saludo es ese?» y «¿Cómo será eso si no conozco varón?».

Estos son algunos de los gestos de María, una mujer inteligente que pregunta y sólo ante el Espíritu Santo se rinde, el mismo Espíritu que nos permite escuchar, decir, vivir y anunciar la Palabra.

Es así que, desde la concepción, María comienza un camino en el Señor como primera discípula de Jesús, porque aprendió desde el vientre materno a seguirlo.

2. María se levanta a visitar a su prima Isabel

Siendo María madre del que estaba destinado a ser el rey de Israel, decide salir de su tierra para visitar a su prima Isabel que estaba embarazada de seis meses. María se levantó, no se quedó quieta en la cama, sino que fue de prisa a ayudar a Isabel en su embarazo.

Esta actitud de María nos permita dar cuenta que ella percibe el problema de Isabel, anciana y estéril, ahora encinta y fecunda, y corre por el camino más peligroso de la montaña hacia Judea. Es un viaje largo, pesado y agotador, pero es movida por su vocación de servicio.

¿Cuándo se ha visto que las reinas, las primeras damas, las presidentes o gobernadoras vayan a visitar a la gente pobre y sencilla y se queden tres meses?

Arzobispo de Lima Carlos Castillo – Parroquia Nuestra Señora de Monserrat y San Sebastián

Isabel agradece a María, la felicita, y la llama dichosa porque ha aceptado en la fe, ha asumido esta misión y vocación de servicio.

3. La alegría de María tiene razones profundas

La misma María que responde al ángel con preguntas y reflexiona antes de tomar una decisión, ahora expresa que Dios es grande y su espíritu se alegra en él porque ha mirado la humillación de su esclava. Es decir, nuestro Dios no es indiferente al dolor humano, es un Dios que se fija en los más humildes y necesitados

María es una mujer que da razones de su alegría («Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en presencia de mi Dios»). No es cualquier alegría, no es una alegría cándida, es una alegría que tiene razones profundas. María se alegra porque «Dios se fija en la humillación de su sierva», por lo tanto, inspirada en este gesto de gratuidad, ella se fija en Isabel, enseñándonos que también debemos fijarnos cuando las personas están en dificultades o sufriendo humillaciones.

4. El aliento de María a los pobres

«Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, 5a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia» («Magníficat» (Lc 1, 46-55))

A través de esta expresión, María alienta a que los pobres vivan con justicia. Por eso, el Magníficat es un canto profundamente cristiano que nos invita a amar al hermano, aproximarnos al otro, y sobre todo, respetar la justicia a todas las personas.

“María camina, encuentra y se alegra porque llevó algo más grande que ella misma: fue portadora de una bendición. Como ella, tampoco nosotros tengamos miedo a ser los portadores de la bendición que el mundo necesita. Sean los promotores de una cultura del encuentro que desmienta la indiferencia y la división y permita a esta tierra cantar con fuerza las misericordias del Señor” – Visita apostólica del Papa Francisco en Rumania

5. María: la primera discípula que camina

Además de la visita a Isabel, María va a casa de Zacarías – «es el primer viaje de muchos»comenta el Papa Francisco.Estos viajes tienen una característica: no fueron caminos fáciles, exigieron valor y paciencia. Nos muestran que la Virgen conoce las subidas, conoce nuestras subidas: ella es para nosotros hermana en el camino. Experta en la fatiga, sabe cómo darnos la mano en las asperezas, cuando nos encontramos ante los derroteros más abruptos de la vida”.

Hay una dimensión afectiva, humana, de ternura que María nos enseña a cultivar y que debemos cultivar en lo más profundo de nuestro ser para hacer de la Iglesia, y de este país que amamos, un país generador de vida, esperanza y alegría.

Todos estos aspectos sobre la figura de María nos recuerda que ella viene en ayuda nuestra, nos enseña desde su pequeñez y humildad el servicio a los más vulnerados. María es fuerte, sencilla pero profunda, nos levanta, nos alienta y camina con nosotros para ser testigos del amor gratuito de Dios en la humanidad.

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