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El milagro de vivir la libertad de la fe cristiana – XXVIII Tiempo Ordinario

«A veces estamos más poseídos de las normas y de las formas que de eso que es la libertad de la fe cristiana. Dios nos ha amado para que seamos libres», fueron las palabras del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo durante la homilía de este domingo XXVIII del Tiempo Ordinario.

«La relación con Dios no es una especie de negocio donde Dios nos hace favores y nosotros tenemos que pagarle», comentó en torno a la lectura del Libro de los Reyes (5,14-17) – «Dios nos hace dones milagrosos que nos constituyen a nosotros en personas amadas que comparten el amor que reciben».

El milagro de ser curado y reincorporado a la sociedad

Refiriéndose al Evangelio de Lucas (17,11-19), Mons. Castillo explicó que la actitud inicial de Jesús ante la honda necesidad de salvación y esperanza de un grupo de leprosos fue que puedan integrarse a una sociedad que los marginaba por el miedo al contagio:

«Lo que hace Jesús no es inmediatamente sanarlos, sino se preocupa de que vayan donde el sacerdote – añadió – y esto quiere decir que le preocupa que ellos puedan tener un acceso a la participación en la vida social a través del reconocimiento de que son ex-leprosos, que ya no tienen lepra, y así poder vivir como ciudadanos dentro de las ciudades».

El milagro de ser agradecido

Los envía ante los sacerdotes porque ellos estaban facultados para dar el «título de ex-leproso». Y aunque los diez leprosos estaban curados, y probablemente después de esto «hicieron sacrificios y holocaustos al Señor como mandaba la ley», uno de ellos, un samaritano, es el «único que hace una cosa nueva».

Este samaritano, «presentado como un extranjero, hace un gesto que tiene una especie de resonancia de lo que sucede cuando nosotros recibimos un regalo o un favor, esa resonancia del agradecimiento». Sin embargo, este gesto también implicaba «salir de las normas existentes en Israel para vivir su experiencia religiosa con libertad»:

«[El samaritano] se acerca dando gritos y lleno de alegría se postra ante el Señor y le agradece. Esta actitud la conocemos en todas las personas que tienen la alegría de haber recibido un don y de manifestarlo gratuitamente», expresó.

Ese camino es el que todo cristiano ha de recorrer para poder vivir una vida cristiana agradecida, llena de alegría y de gracia.

El milagro de vivir con libertad la fe cristiana

«¿Cómo es posible que solamente venga el extranjero y no vengan los otros nueve?» – pregunta el obispo de Lima aludiendo la «poca libertad» y formalidad que tenían los leprosos hebreos para vivir su fe. Pero la vida no se rige únicamente por las normas, y por eso, el samaritano tiene un «gesto más profundo que es la relación personal con el Señor y el agradecimiento vivo».

«A veces nosotros estamos más poseídos de las normas y de las formas que de eso que es la libertad de la fe cristiana. Dios nos ha amado para que seamos libres. Somos libres para amar – lo dice San Pablo – para ser libres nos ha liberado», acotó.

El primer milagro de Jesús es «haberlos reincorporado a la sociedad» – subraya el Primado del Perú – «haberlos sanado en su cuerpo y que uno de ellos agradece» son el segundo y tercer milagro. Pero hay un cuarto elemento: «El señor le dice:’¡Levántate y vete! Tu fe te ha salvado’ – Ser cristiano en el fondo es lo último, levantarse, resucitar, ser un cristiano libre y creador de amor, testigo del Evangelio».

Ser un milagro para los demás

«Habiendo iniciado nuestro mes del Señor de los Milagros, hemos acuñado este lema para que todos lo tengamos en el corazón: “Peruano, peruana. Cristiano, cristiana. Limeño, limeña ¡Sé tú un milagro para tu pueblo!” – no nos basta con pedir milagros, no nos basta con recibir los milagros, tenemos nosotros que aprender a ser un milagro para los demás».

Mons. Castillo recordó que ser un milagro «tiene diversas manifestaciones» porque todos tenemos la capacidad de «ponderar las situaciones y crear con inteligencia lo que es adecuado y justo para cada situación»:

«Ser un milagro para el Señor no es cargar solamente el anda del Señor de los Milagros, ser un milagro para el Señor es cargar con la esposa, y la esposa también cargar con el marido. Ser un milagro para el Señor es no exagerar en las reivindicaciones o deseos que tenemos, sino hacer las cosas en forma justa y adecuada, no alocarnos ambiciosamente por las cosas. Ser un milagro es que en nuestros gobernantes exista escucha de la gente, eso es un milagro».

«Todos tenemos que hacer una medida justa a las cosas» – insistió el pastor de Lima – «el amor de Dios es tan profundo que nos da la capacidad de ser inteligentes y justos, sobretodo en la situación trágica que estamos viviendo en el país. Tenemos que buscar la solución más adecuada y no pedir más de lo necesario».

«Vamos a rezar para que el Señor de los Milagros nos ayude a que cada uno de nosotros seamos un milagro para nuestro país, para nuestro barrio, para nuestra familia, para nuestros hijos, para nuestros hermanos y amigos, y así todos podamos reconstruir desde la gracia de Dios las desgracias humanas que vivimos», concluyó.

La Basílica Catedral de Lima recibió la visita de la comunidad MANTHOC (Movimiento de Adolescentes y Niños Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos) en el marco de 43 aniversario: «Que Dios los bendiga a todos y gracias chicos por haber venido hoy después de 43 años. Ya deben tener variar generaciones que ha sido milagros para los pequeños de nuestra patria» – comentó el Arzobispo de Lima.

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