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«Abrir los ojos al mundo y responder a la realidad que nos desafía»

Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú presidió la Celebración Eucarística en el Oratorio Salesiano Don Bosco, en el distrito del Rímac, con motivo de la Fiesta de San Juan Bosco: «Abramos nuestro corazón como Don Bosco y demos gracias a Dios porque nos ha dado un santo capaz de abrir brecha y hacer un camino nuevo para la gente, especialmente para los más abandonados» – dijo.

«Hoy nos reúne este recuerdo de la vida de Don Bosco, porque él, para realizar su misión, se dejó inspirar de la Palabra de Dios y aprendió a partir de esa inspiración a obedecer a Dios», comentó Monseñor Castillo al inicio de su homilía.

La realidad nos está hablando

El obispo de Lima resaltó el gran aporte de Don Bosco en la vida de los jóvenes marginados de Italia, ofreciendo oportunidades de desarrollo y respondiendo a las necesidades y a la realidad en que vivían: «Don Bosco responde según lo que el Espíritu Santo le inspira ante el desafío de la realidad» – indicó.

Del mismo modo, en el Perú «la realidad nos sacude a cada rato – prosiguió Monseñor Castillo – lo hemos visto estos días, por un lado, con la terrible deflagración de Villa el Salvador, nos sorprende que estas cosas sucedan y tenemos que dejarnos desafiar por ellas y ver qué hacemos como Iglesia. Pero también nos sorprende la diversidad de partidos nuevos que tenemos ahora, y también eso es un desafío porque la realidad nos está hablando».

Y recordando las palabras del Papa Francisco – ‘Sin el principio de realidad la Iglesia se vuelve insignificante’ – el Arzobispo de Lima hizo un llamado a que atendamos al principio de realidad como Dios que se reveló en la historia: «a veces pensamos que Dios se revela solamente en la capilla, en nuestra oración, sí, ahí se revela el Señor pero para que salgamos a abrirnos para encontrar otras revelaciones, otra presencia que hay de parte de Dios en el mundo, en sus problemas, en sus dificultades» – reiteró.

Eso fue lo que hizo Don Bosco, abrir los ojos al mundo, y encontrar en estos jóvenes que trabajaban duramente una oportunidad para invitarlos a vivir con caridad su trabajo

¿Era Don Bosco un proselitista que buscaba encerrar a los jóvenes y volverlos curas? – preguntó el Pastor de Lima – «No fue así, se puso en sintonía con los jóvenes, los acogió en la parroquia, les abrió las puertas de la parroquia para que vivieran y se sintieran tranquilos».

Entrar en el espíritu de la persona para promover sus habilidades

Tomando como ejemplo las vivencias de Don Bosco con los jóvenes, Monseñor Castillo explicó que también nosotros debemos «entrar en el espíritu de la persona tal como la persona es, con sus debilidades, sus problemas, sus crisis, sus búsquedas, sus deseos, sus habilidades y desarrollar, promover las habilidades de los jóvenes».

«No podemos encerrar la Iglesia en la Sacristía – insistió el Primado del Perú – la Sacristía es importante, como es importante la realidad, pero no olvidarse que el Señor Dios es más grande que el templo. El templo somos nosotros, la morada de Dios, no las construcciones, es la historia, la gente, los jóvenes, los pobres».

Si miramos al mundo por encima nos perdemos también lo mejor que tiene este mundo, porque el Señor se ha metido en el corazón de toda la gente, nos habla y nos interpela en la calle, en las personas que están hartas de tanta corrupción, el Señor nos habla a través de un lenguaje misterioso y desconocido

Por último, Monseñor Castillo señaló que todos estamos llamados a dejarnos inspirar por la actitud de apertura y misión que tuvo Don Bosco: «Vamos a pedirle a Dios que a todos en la diócesis de Lima nos de la apertura para hacer lo que mande el Señor, porque si todos nos abrimos a lo que Espíritu está llamando desde el pueblo y le respondemos con ancho corazón sin imponer tu idea ni mi idea, sino la que nos inspire el Señor, entonces podremos cambiar nuestro país».

«Abramos nuestro corazón como Don Bosco y demos gracias a Dios porque nos ha dado un santo capaz de abrir brecha y hacer un camino nuevo para la gente, especialmente para los más abandonados», concluyó.

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