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Obispos reflexionan sobre «la Iglesia de la postpandemia»

La emisora CristoVisiónTV de Colombia convocó a los obispos de los países de Colombia, Canadá y Perú para participar de un conversatorio ‘en línea’ y abordar el tema de la ‘Iglesia de la postpandemia’.

“El magisterio del Papa Francisco en este tiempo especial que nos ha tocado vivir ha sido un apoyo, un sostén para el mundo entero, en sus homilías, en sus Eucaristías y celebraciones se ha dirigido no solo a los católicos, sino al mundo entero”. Los lineamientos del magisterio del Pontífice en este tiempo de pandemia, fue uno de los primeros puntos de reflexión del “Conversatorio en línea: La Iglesia de la post-pandemia”, organizado por la emisora de televisión de Colombia, CristoVisión, que este fin de semana convocó al Cardenal Marc Ouellet, P.S.S, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; al Cardenal Gérald Lacroix, Arzobispo de Quebec y Primado de Canadá; a Monseñor Juan Carlos Barreto, Obispo de Quibdó, Colombia; y a Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, quienes abordaron el tema de la ‘Iglesia de la postpandemia’.

El aprendizaje de la Iglesia durante este tiempo de pandemia

Ante la pregunta sobre el rol de la Iglesia y su aprendizaje en este tiempo, el Cardenal Marc Ouellet señaló que «la pandemia nos hizo familia en el sentido que la humanidad quizás nunca había sentido una tal cercanía aún en el aislamiento porque todos venimos pasando por la misma tragedia. Vamos a tener mucha miseria, y creo que para América Latina tenemos que hacer un esfuerzo de imaginación para mantener el sueño de una patria grande que tenían los libertadores, buscando una mejor integración y una mayor solidaridad entre los países del continente».

América Latina es capaz de reaccionar también con una visión amplia y para eso hay que formar nuevos hombres, nuevos políticos que vuelven a pensar la política desde su fe, sin imponerla pero tampoco sin esconderla

Monseñor Carlos Castillo expresó que «hemos aprendido a reconocer nuestra fragilidad porque queriendo ayudar y responder, tanto como país como Iglesia, encontramos problemas históricos muy graves, por lo que hemos tenido el aprendizaje de la inadecuación de nuestras estructuras a la vida de la gente. Se necesita aprender a ensanchar las capacidades, y en el Estado aprender a ensanchar la democracia también para que el pueblo mismo participe y todo el mundo se sienta sujeto que aporta solidariamente».

«Esa referencia a que no podemos volver a la normalidad de antes nos invita a imaginar una nueva normalidad que necesita del ingrediente fundamental de la solidaridad como actitud nueva de reconocimiento del otro que es vulnerable y tiene algo qué decir», acotó el Primado del Perú.

En América Latina heredamos problemas coloniales que nos tienen anclados al siglo XVII como el racismo y el desprecio por las clases populares. Esos problemas coloniales se resuelven cuando reconocemos el valor del otro a través del diálogo, escuchándonos y redefiniendo nuestra manera de pensar

El Cardenal Gérald Lacroix, por su parte, dijo que la misión de la Iglesia «no es volver a lanzar la economía, sino resucitar a la humanidad, acompañarla para que tenga en su corazón, en su manera de vivir, los valores de vida, de justicia, porque nuestra misión es de caminar con el pueblo de Dios y toda la humanidad».

En esa misma línea se encuentra Monseñor Juan Barreto, quien afirmó que la Iglesia tendrá que hacer un trabajo muy fuerte con otros actores «para poder visualizar un mundo mejor en el contexto de la post pandemia. Aquí es importante tener en cuenta que el valor supremo que debemos cuidar es el valor de la vida, no puede ser el interés económico ni la vanidad humana, no podemos continuar produciendo a gran escala con químicos, destruyendo y depredando el medio ambiente con un consumo irracional y con una comercialización injusta en donde los sectores ricos de la humanidad crean cada día más pobreza. También hay que cambiar la visión del sistema de salud, no como un asunto financiero sino como un bien social».

Necesitamos una conversión ecológica radical, ver el mundo como la Casa Común, la tierra es nuestra madre según un concepto latinoamericano muy indígena, la tierra es nuestra hermana en el ámbito de la espiritualidad franciscana, y por lo tanto, la tierra no puede ser un producto a explotar sino un hogar para cuidar.

El papel de la Iglesia de la postpandemia

El Cardenal Gérald Lacroix considera que la Iglesia debe pensar «qué tipo de presencia tendrá para seguir caminando con la humanidad, con el pueblo de Dios. Tenemos que asegurarnos de todas las precauciones necesarias para que nuestros lugares, que sean lugares de culto, de reuniones, sean absolutamente seguros a nivel de protección de salud».

«Nosotros obispos tendremos que buscar mucha cercanía con nuestros presbíteros, diáconos y agentes pastorales para que estemos conscientes de esa misión de suscitar esa calidad de presencia en el mundo, en todos los ámbitos de la vida, no solamente dentro de nuestra pastoral eclesial sino el testimonio en todos los organismos, porque donde hay vida debemos estar nosotros», resaltó el Arzobispo de Quebec.

«La pandemia ha revelado nuestra fragilidadcomenta el Arzobispo de Lima, Monseñor Castillo esta situación es muy similar a lo que le pasa con la Iglesia de San Juan en el Evangelio: no pueden ver ni entrar al Reino de Dios, no tienen casa ni ojos para ver, están ciegos y desalojados, no pueden entrar a las sinagogas y son perseguidos, viven a la intemperie. Yo creo que la Iglesia está entrando junto con el mundo a esa situación de intemperie mucho más grave con la explosión de la globalización. No podemos seguir viviendo nosotros la Iglesia en la misma forma – ‘comamos y bebamos que mañana moriremos’ – tenemos que tomar consciencia que una pandemia es el anuncio de muchas pandemias más, y el desafío fundamental consiste en recrear las distintas formas pastorales que la Iglesia debe adquirir en las distintas situaciones».

«¿A dónde iremos Señor si solamente tú tienes palabras de vida? La respuesta al desafío de la postpandemia es la misma del Evangelio de Juan, la Iglesia peregrina solamente se dirige a su Señor que es el Camino, la Verdad y la Vida, y por eso es una Iglesia de testigos» – añadió el Primado del Perú.

Para el Cardenal Marc Ouellet, «nos hace falta una toma de conciencia más profunda de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas. Me parece que la responsabilidad de la Iglesia es siempre anunciar a Cristo resucitado pero esto se hace solamente en la fuerza del Espíritu Santo, es a través del don del Espíritu que uno da testimonio de Cristo vivo».

Finalmente, Monseñor Juan Carlos Barreto reiteró que la Iglesia debe apuntar «muy seriamente a transformar este modelo económico global, que el Papa define en la Evangelii Gaudium como un modelo injusto que mata, por eso el Papa ha hecho la reivindicación al salario mínimo universal o renta básica, nosotros tenemos que promover también esta realidad».

«Tenemos que trabajar juntos por un pacto social, político y económico para la reconstrucción, debemos tener un impulso misionero apasionado, tenemos que gritarle al mundo que el Evangelio tiene un valor intrínseco, que merece ser testimoniado y anunciado, que vale la pena anunciar en el mundo de hoy que Jesús es el Camino la Verdad y la Vida», declaró el Obispo de Quibdó.

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