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Misa Crismal: «Anunciar el Evangelio en las situaciones concretas»

Este Jueves Santo, Monseñor Carlos Castillo presidió la Santa Misa Crismal acompañado de los obispos auxiliares, el Clero de Lima y el Pueblo de Dios. También estuvo presente Monseñor Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú.

Durante su homilía, el Arzobispo de Lima recordó que la renovación de las promesas sacerdotales debe inspirarnos a dar un testimonio del Señor con creatividad, sin miedo, sabiendo anunciar el Evangelio en las situaciones concretas de nuestra realidad para repensar nuestras ideas y orientaciones en favor de que el mundo se convierta en un mundo humano, como lo quiso el Señor, a imagen y para semejanza suya. (leer transcripción de homilía)

Homilía de Monseñor Carlos Castillo (Transcripción).

Después de dos años de Pandemia, nuestra comunidad del Clero volvió a congregarse en la Basílica Catedral de Lima para participar de la Misa Crismal. Comentando el Evangelio de Lucas (4,16-21), Monseñor Castillo explicó que el Señor ha querido empezar su ministerio entrando a la sinagoga de Nazareth y respetando las condiciones de religiosidad y creencia que los hebreos tenían en ese momento sinagogal: «Jesús entra en medio de las costumbres de la vida del pueblo y enseña que su misión se tiene que dar en el ‘hoy’, en las situaciones concretas. De igual manera, hemos de anunciar en el ‘hoy’ de las circunstancias difíciles del mundo, el Evangelio, la buena noticia de que Dios nos ama y es la Gracia que salva a la humanidad.», acotó.

Situar nuestro ministerio sacerdotal en las personas, como lo hizo Jesús.

El Arzobispo Castillo afirmó que todo ministerio sacerdotal pasa por una exigencia muy grande: «Está llamado a situarse otra vez, no solamente en los tiempos, sino en las personas. Si el Señor fue enviado a anunciar el Evangelio a los pobres, tenemos que reconocer dónde están esos pobres, qué esperanzas tienen, qué sueños, qué dolores, qué maltratos, qué enfermedades, qué situaciones complicadas, qué violencia, qué procesos destructivos, pero también qué alegrías, qué esperanzas, qué ensueños, qué proyectos», reiteró.

En ese sentido, el Obispo de Lima destacó el gesto que ha tenido el Papa Francisco para que en el próximo Sínodo de la sinodalidad, sean los pobres de la tierra quienes puedan expresarse.

Todos estamos llamados a detectar esas nuevas periferias y cegueras de las cuales hemos de salir, para repensar nuestras ideas y orientaciones en favor de que el mundo se convierta en un mundo humano, como lo quiso el Señor, a imagen y para semejanza suya.

Monseñor Carlos aseguró que estamos llamados a colocarnos en la entrada de misericordia del Señor: «El Señor está clavado allí para que comprendamos que cada uno de nosotros somos obra de la misericordia. Y en nosotros, la misericordia y el amor entrañable, es posible siempre, es posible hoy».

Practicar un ejercicio de la presencia de Dios en el hoy.

En otro momento, el Arzobispo de Lima indicó que los ritos y las repeticiones en la Iglesia no son para volver a un pasado, sino para construir un futuro y volver al sentido hondo: «Los cristianos no somos pasadistas, somos tradicionalistas. Y la tradición significa el ejercicio de la presencia de Dios en el hoy, para continuar construyendo la tradición y transformando el mundo, y también creciendo, como el Señor, en estatura, sabiduría y gracia, haciendo madurar nuestras vidas y las de nuestro pueblo; no aniñar el pueblo con repeticiones que no son capaces de intuir y de hacer despertar a las personas, a su consciencia y a su responsabilidad», precisó.

Continuar el camino del sacerdocio con libertad y entrega generosa.

Dirigiéndose al Clero de Lima, Monseñor Castillo hizo un llamado a participar con el corazón de la renovación de las promesas sacerdotales y aceptar continuar este camino con libertad y entrega generosa, disponibles a que el Espíritu nos hable para responder bajo su inspiración: «El Papa les ha dicho a los sacerdotes de Roma que es necesario salir de una cierta ‘mundanidad espiritual’. Ciertamente, tenemos que hacer todavía un combate espiritual porque hay muchas tentaciones en el día de hoy, como el funcionalismo y el pragmatismo, pero que son cosas que, si nosotros profundizamos en la abundancia del Espíritu, van a salir poco a poco. Ésa es la mejor manera de salir de las tentaciones. Evitemos el pelagianismo de que, flagelándonos, arreglamos todas las cosas», subrayó el prelado.

Demos testimonio del Señor con creatividad y frescura, sin miedos, confiados plenamente en el Dios que nos ama.

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