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Cuatro nuevos diáconos en la Arquidiócesis de Lima

En una emotiva ceremonia, nuestra Arquidiócesis de Lima celebró la Ordenación Diaconal de nuestros hermanos del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo: Luis Miguel Caldas, Paul Espinosa, Diego Ordoñez y Manuel Yataco.

En su homilía, el arzobispo de Lima explicó que el diaconado es un camino en la fe cristiana donde «se va saboreando la Palabra de Dios viviente en distintas circunstancias», y se vive «una vida espiritual cercana tanto al Señor como a su pueblo». Por eso, una de las tareas principales del diaconado es el servicio.

«Una de las cosas más importantes de la Iglesia es que todo empieza por nuestra condición de servidores – recordó el obispo de Lima – porque el primer servidor ha sido Jesús, que se hizo ciervo nuestro, murió por nosotros, y acompañó a la humanidad despojándose de sí mismo hasta una muerte de cruz. Este es, sin duda, el fundamento del Bautismo y fundamento de nuestro sacerdocio», indicó.

Es la humildad, la sencillez de Jesús, del servicio, la que constituye el modo de ejercicio de todos los ministerios de la Iglesia

Dirigiéndose a los cuatro nuevos diáconos, el arzobispo añadió: «Estamos alegres porque, estos muchachos, que entran en este camino hacia el sacerdocio ministerial, van a pasar este próximo tiempo ejercitando, hondamente, el sentido del siervo sufriente de los cuatro cánticos de Isaías en el Antiguo Testamento que Jesús representó directamente en su vida. Yo quiero agradecerles a ellos por el don de sus vidas. Ahora, ustedes, van a darle a Dios, a la Iglesia y a la comunidad, su vida; porque somos todos dones gratuitos del Padre».

Diego, Manuel, Luis Miguel y Paúl: Que esta donación de sus vidas que empiezan hoy de manera definitiva, sea un camino lleno de la Gracia del Señor.

En otro momento, Monseñor Castillo afirmó que la primera tarea de un diácono es aprender a predicar y a dirigirle la Palabra de Dios a la gente; y para ello, es necesario continuar el camino de la Iglesia evangelizadora que siempre le habla a las personas tanto en la Homilía como en la vida diaria.

El arzobispo reiteró que nuestros jóvenes diáconos deben desarrollar la experiencia pastoral en sus comunidades: «Esa experiencia pastoral significa reunir a la comunidad para discutir de algún problema importante, comunicarles la Palabra, estudiarla juntos, acompañar a las personas en sus dolores, especialmente, a los jóvenes y a los nuevos grupos que pueda surgir», acotó.

Anunciar el Evangelio en medio de las dificultades. ¡Caminar con el pueblo!

El Primado del Perú hizo un llamado a salir de nuestra zona de confort para anunciar el Evangelio en medio de la realidad, de lo contrario, corremos el riesgo de anunciar una Iglesia que se encierra en sí misma:

«Esta imagen de la Iglesia sencilla que camina con la gente es la que necesita, hoy día, nuestro pueblo; porque nuestro pueblo anda por todas partes con muchos problemas, con muchas necesidades, peregrino, disperso, migrante. ¡Ustedes tienen que caminar con el pueblo! ¡Hemos de caminar todos como Iglesia!», destacó.

Que la sinceridad, la grandeza y la limpieza con la que han actuado toda su vida, pueda ser el fruto grato que el próximo tiempo haga para nosotros, para nuestra Arquidiócesis, la existencia de sacerdotes maduros, sencillos y capaces de dar vida y esperanza.

La Eucaristía fue presidida por Monseñor Carlos Castillo, quien estuvo acompañado de los obispos Javier Salinas (auxiliar de Valencia) y Guillermo Elías (auxiliar de Lima); el rector del Seminario Santo Toribio, Padre Luis Sarmiento; y los sacerdotes de las distintas parroquias de nuestra ciudad.
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