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Tomás de Aquino: A 700 años de su canonización

Al iniciarse el año del jubileo por los 700 años de la canonización de Santo Tomás de Aquino, Monseñor Juan José Salaverry presidió una Eucaristía comunitaria en la Basílica del Santísimo Rosario del Convento de Santo Domingo de Lima.

«Iniciamos un tiempo de gracia en el que Santo Tomás nos seguirá enseñando con su doctrina y predicando con su vida, porque es uno de los hermanos más grandes de nuestra Orden y de la Iglesia, de pensamiento claro y complejo a la vez, universal como su Maestro San Alberto, espiritual y místico como nuestro fundador Santo Domingo, pero, sobre todo, fraile dominico consagrado radicalmente a la Verdad, que nos enseña a no buscar recompensa en este mundo, excepto, estar con Dios», ha expresado nuestro obispo auxiliar.

Al inicio de su homilía, Monseñor Juan José Salaverry afirmó que «Dios nos ha bendecido con la figura egregia de Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, hombre de profunda oración contemplativa y promotor del estudio como parte de nuestra misión al servicio de la Palabra».

Santo Tomás de Aquino no es historia pasada

Nuestro obispo auxiliar recordó que el Papa Francisco, en el programa de su pontificado presente en la Evangelii Gaudium, se inspira 18 veces en Santo Tomás. «Es el autor más citado y da la impresión de ser, para la ocasión, el teólogo de cabecera del Papa. Podemos decir que Francisco encuentra fundamento e inspiración en nuestro hermano Tomás, aunque las proyecciones pastorales sean naturalmente distintas, porque distintas son las épocas y las realidades que atender», indicó.

Determinar lo fundamental

En la Evangelii Gaudium (EG), cuando el Papa acude a Tomás, lo hace para determinar lo fundamental de la cuestión para que lo secundario no esconda ni trabe lo sustancial. «En la Exhortación, el Papa nos dice que el corazón del Evangelio ha de ser la misión fundamental de la Iglesia (nn.34-36). Aquí es cuando, específicamente, Francisco recurre al auxilio del Aquinate», comentó el Monseñor.

«Santo Tomás es citado para justificar el argumento papal en torno al necesario discernimiento de costumbres, normas eclesiales, estructuras importantes y útiles en otros tiempos, pero no en el presente. Ese discernimiento ha de facilitar una revisión y un cambio que conduzca a quedarse con lo esencial y significativo (n.43)», explicó.

El Papa Francisco quiere, junto con Santo Tomás, que nos fijemos en lo sustancial de nuestra vida. Tal vez, es un llamado, desde la Evangelii Gaudium, a que nos fijemos en lo sustancial de nuestra fe, de nuestra vida religiosa, de nuestra misión docente y nuestra consagración dominicana.

Lo uno y lo múltiple

Según Francisco, el estilo ordenado de Santo Tomás es también vigente a la hora de arbitrar las relaciones entre lo uno y lo diverso en el terreno de la fe. De alguna manera – argumenta Monseñor Salaverry- la correcta comprensión de este binomio (lo uno y lo múltiple) conecta con la determinación anterior: lo principal y lo secundario.

El asunto aparece en la EG de la mano de nuestros límites humanos, «porque ninguno es dueño completo de la verdad. Nuestros límites humanos nos hacen diversos y cada uno de nosotros representa una expresión de fe, de carismas, de ministerios y de experiencia de Dios». Por eso, sin caer en el relativismo, «debemos unirnos sabiendo que Dios se hace presente en la diversidad», reiteró el obispo auxiliar.

Hay que respetar la diversidad porque ahí también se encuentra presente Dios, pero hay que construir unidad y no servir a la división. Lo uno y lo diverso es una integración importante para vivir eclesialmente nuestra misión.

Esta diversidad, afirma el Papa en la Evangelii gaudium, lejos de ser un obstáculo es la prueba de la riqueza insondable del Evangelio. Esta variedad es armonizable gracias al Espíritu y permite la conquista de nuevas perspectivas y desarrollos de la fe (n.40). Monseñor Juan José sostuvo que «el Aquinate ayuda a Francisco a explicar esta visión comunional de la verdad cristiana, tanto en lo referente a la comprensión de la fe como a su inculturación misionera en nuevos contextos (cf. 40 y 117)».

El diálogo entre la fe y la razón

Como último aspecto, Monseñor Salaverry recordó que el Papa Francisco hace hincapié del necesario diálogo entre la fe y la razón. «No podemos dividir la fe y la razón porque ambas proceden de una misma fuente, que es Dios. Por eso, debemos evangelizar con nuestra palabra para contribuir al diálogo y al consenso, no al silencio que nos separa», reflexionó.

La Santa Misa celebrada en la Basílica del Santísimo Rosario del Convento de Santo Domingo de Lima contó con la presencia de Fr. Rómulo Vásquez Gavidia, OP., Prior Provincial de la Provincia de San Juan Bautista del Perú; y Fr. Franklin Buitrago Rojas, OP., Prior Provincial de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia.

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