En la Eucaristía de este domingo XXVI del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo subrayó la necesidad de un proceso profundo de renovación en la Iglesia , enfatizando que la fe es un camino de justicia y verdad. También llamó a romper con las exclusividades dentro de la Iglesia y a sancionar severamente los delitos de pederastia y encubrimiento, sin importar el rango.
En este domingo, la Basílica Catedral de Lima acogió a diferentes comunidades, entre ellas, al Club de Periodistas del Perú; el Grupo Remando con Personas Especiales (REMPES); y el Directorio de la Hermandad del Señor de los Milagros.
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En su alocución al Evangelio de Marcos (9,38-43.45.47-48), el arzobispo de Lima hizo hincapié en lo que considera una de las enseñanzas centrales de Jesús: la Iglesia no es una secta y, por tanto, no podemos «formar grupos que excluyen, sino comunidades que unen a todos los seres humanos».
El Primado del Perú recordó que «no hay manera de separar la fe del amor», por lo que estamos llamados a anunciar la Palabra de Dios como testimonio. Sin embargo, en la Iglesia siempre hubo una tendencia a «formar clubes exclusivos que se creen poseedores de la fe» y juzgan a los demás como «impuros» o «cristianos de segunda categoría». Este comportamiento, advirtió el Prelado, «lleva al desastre de la Iglesia», por lo que también debemos asumir la misión de romper con las exclusividades.
La fe también es un camino de justicia
En otro momento, haciendo eco al mensaje del Papa Francisco en la Misa oficiada en el Estadio Rey Balduino, en Bruselas, Monseñor Castillo explicó que, romper con las exclusividades también significa denunciar los delitos de encubrimiento, pederastia y abusos dentro de la Iglesia. Tenemos que unirnos a esta «radicalidad profunda» a la que nos exhorta el Santo Padre de sancionar con severidad a todo aquel que cometa una falta gravísima, sea obispo o cardenal.
Esta severidad y corrección es anunciada por el Señor que, siguiendo el modo de hablar arameo de la época, le dice a sus discípulos: «Si tu mano peca, córtatela; si tu pie peca, córtatelo; si tu ojo peca, arráncatelo». El arzobispo de Lima sostuvo que Jesús utiliza estos ejemplos exagerados para recalcar que necesitamos cortar de raíz el mal.
Se tiene que entrar, en toda la sociedad, a un proceso profundo de renovación, pero mucho más en la Iglesia. Quien ha cometido delitos tiene que purgarlos y dedicar una vida de restitución al servicio del bien de las personas.
El Monseñor Carlos reiteró que tomarnos en serio la fe como un misterio de amor también es seguir un camino de justicia. Para ello, no hay mejor ayuda que la claridad de las cosas, evitando aquellas pretensiones de grupos que se autodenominan «santos», pero, en el fondo, son grupos pecadores y criminales.
La verdad es exigente y duele, pero es necesaria para la conversión
A pocos días de celebrar el Día del Periodista en el Perú, Carlos Castillo indicó que es importante levantar la voz para buscar la verdad y la justicia, sin recurrir a subterfugios para distorsionar los hechos. «Sobre todo, me refiero hoy a los periodistas llamados “católicos” o que quieren serlo. La verdad es exigente y duele mucho cuando se tiene que expresar, pero necesita hacerse para que todos podamos convertirnos», reflexionó.
Tenemos que enorgullecernos de que existan periodistas que defienden los derechos de los pobres y son perseguidos.
Dirigiéndose al Directorio de la Hermandad del Señor de los Milagros y a las comunidades de migrantes que acudieron a Catedral de Lima con motivo de la 110° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el arzobispo limeño señaló que debemos esforzarnos en construir la hermandad con la gente sencilla y encontrar, en el Jesús que pasa en procesión, «al pobre que nos acompaña y al cual tenemos que abrirle la mano».
Finalmente, agradeció todos los signos de amor fecundo que nacen en el corazón de la sociedad. Y añadió: «Promovamos siempre a las personas y no nos aprovechemos de ellas. No podemos permitir que siga existiendo una delincuencia sin orden y sin control; no podemos permitir que la selva se siga quemando. En especial, esto va para todos los que somos autoridad, a las autoridades civiles y eclesiásticas, porque tenemos que ser los primeros en dar el ejemplo de la preocupación».