En un ambiente de diálogo y fraternidad, la parroquia La Santísima Trinidad celebró su Asamblea Sinodal Parroquial, con la participación de más de 130 personas miembros de la comunidad parroquial.

Un espacio para compartir en unión
Fray José Milton Villalba, religioso de la Orden de los Trinitarios, destacó que durante la jornada se vivió un clima de apertura y cercanía. Afirmó que cada participante en la asamblea pudo expresarse libremente y aportar en un discernimiento auténtico:
“Se percibía la presencia del Espíritu. Vi esperanza en cada reto que asumían juntos, así como el deseo de compartir lo que experimentaban. Ese es el amor de Dios que fortalece la fe y forja una comunidad unida”, expresó.
En la misma línea, Ariana Mayta, coordinadora juvenil de la parroquia, resaltó que estos encuentros son fundamentales para integrar a todos los miembros, en especial a los jóvenes. “A través del diálogo y la colaboración, se identifican tanto avances como necesidades de la comunidad, y eso nos permite caminar unidos como testigos de la evangelización”, comentó.


Primeros frutos de la Asamblea Sinodal Parroquial
Entre los temas tratados, surgió la preocupación por una mayor integración entre los grupos parroquiales. También se reflexionó sobre la importancia de construir una Iglesia abierta e inclusiva, que llegue a todos los rincones. “Como feligresía, estamos llamados a evangelizar también fuera, en la vida cotidiana, llevando la identidad trinitaria más allá de los muros de la parroquia”, manifestaron durante el plenario.
Entre los muchos frutos recogidos permaneció el deseo por seguir caminando juntos en comunidad, aprender de las dificultades e identificar comportamientos que a veces no se perciben a simple vista. «Cuando se participa de estos espacios espirituales, el conocimiento y las actitudes positivas fluyen, creando una Iglesia alineada a las acciones de nuestro Señor», destacó Fray Villalva.


Preparación de la Asamblea Sinodal
Atendiendo a los lineamientos del Papa Francisco para el Sínodo de Roma y al llamado del Cardenal Carlos Castillo, se conformó una comisión organizadora encargada de preparar este momento. Se distribuyeron responsabilidades y se realizaron capacitaciones previas a cargo de la Comisión Sinodal de la Arquidiócesis de Lima, asegurando así una experiencia auténtica durante la metodología de la Conversación en el Espíritu.