Cardenal Castillo: Cristo Rey habita en el corazón de los jóvenes y los pobres del mundo

En la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el Cardenal Carlos Castillo anunció la publicación de una nueva carta pastoral dirigida a la juventud de Lima, fruto de los aportes de miles de jóvenes en la última edición del Jubileo Arquidiocesano de los Jóvenes.

En solidaridad con el pueblo hermano de Iquitos, el Prelado llamó la atención sobre el grave impacto ambiental que se vive actualmente en la Amazonía peruana: «Estamos malogrando la Creación por la ambición, todo el Perú tiene que recapacitar. Estamos suicidándonos, no podemos permitirlo», advirtió.

La Basílica Catedral de Lima acogió a las diferentes delegaciones juveniles que participaron de la Eucaristía por la Solemnidad de Cristo Rey, que marca el cierre de un Año Litúrgico: “hemos vivido un año lindo, precioso, lleno de alegría, de fuerza y aliento, de compromiso con la vida de nuestro pueblo, con la vida de los jóvenes de toda la ciudad de Lima”, expresó.

Comentando el Evangelio de Lucas (23, 35-43), el Prelado explicó que el reinado de Jesús dista de la concepción de poder que impera en el mundo: «Como tiene el nombre de ‘Todopoderoso’, pensamos que es como los dictadores de este mundo, que se están peleando por sacar ventaja económica por encima de todos y están matando de hambre a sus pueblos», comentó.

El Cardenal Castillo recordó que la misión del Señor nunca fue salvarse a sí mismo, por lo que su reinado no se funda en la imposición, sino en el amor. Subrayó también que la Iglesia está superando ese modo de imponer la verdad de la fe al mundo, y reiteró que es necesario «dialogar con el mundo y suscitar la alegría del anuncio del Evangelio».

El llamado profético del arzobispo de Lima se produce en un contexto social marcado por la inestabilidad política, la ola de violencia y extorsión, la corrupción y la ambición por el dinero. Advirtió de aquellos líderes mundiales que, «por mirarse a sí mismo», establecen el reinado del mal y de la prepotencia. «El dinero puede ser un instrumento útil para poder generar vida para la gente, pero siempre se comparte, no se embolsica», agregó.

Jóvenes: amigos de Cristo y constructores de Paz

Dirigiéndose a los jóvenes, el Cardenal Castillo los exhortó a asumir una fe responsable y madura, capaz de discernir y comprender la complejidad del tiempo presente. Y, retomando las palabras del Papa León XIV, señaló: “Los jóvenes están llamados a ser amigos de Cristo y constructores de Paz, que edifiquen puentes en lugar de muros; que valoren el diálogo y la unidad en lugar de la división. Tengan cuidado de no utilizar categorías políticas para hablar de la fe”.

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El purpurado alertó que “las salidas violentas y dictatoriales» nos conducen hacia la autodestrucción y un suicidio colectivo. El desprecio a las personas no puede convertirse en principio de vida, por lo que debemos continuar promoviendo la sinodalidad como el camino para escucharnos, entendernos y aprecianos.

Toda persona que no busque en el amor y en la solidaridad, se “suicida” un poquito y va creciendo hasta que, en un momento, se esclerotiza completamente y muere.

El arzobispo de Lima reflexionó en el profundo significado que tiene el bautismo en la vida cristiana: nos vuelve sacerdotes, profetas y reyes. Y explicó que somos reyes «para gobernar el mundo desde Jesús, no fuera de Él”. Ese modo de «reinar» desmonta toda lógica de violencia, corrupción o interés personal, y revela que la autoridad cristiana solo es auténtica cuando se pone al servicio de la vida y del bien de los demás:

El amor de Jesús no excluye a nadie, incluso, para quienes representan los mayores escándalos morales o sociales. “Al más malvado, al más extorsionador, al peor delincuente de los que tenemos ahora… al peor gobernante, al peor congresista, al peor obispo; a todos nos ama”.

El Señor nos ama para hablarnos de nuestra originalidad, para hacernos recapacitar y decirnos: ‘Tú estás hecho para amar, ¡anímate! Yo estoy contigo, pero deja esa vida’

Solidaridad con el hermano pueblo de Iquitos

En otro momento, el arzobispo de Lima hizo un contundente llamado por la vida y la dignidad de los pueblos amazónicos, denunciando la situación crítica que atraviesan debido a la minería ilegal y la depredación ambiental: «Si hemos cargado al Señor de los Milagros, tenemos que cargar también con nuestras culpas y rectificar. Especialmente lo digo porque se han instalado unas leyes que protegen a la minería ilegal», indicó.

Extendamos nuestras intenciones por todos los jóvenes y niños de la Amazonía que están sufriendo una depredación terrible. Ahora que ha aumentado el valor de la onza de oro, las personas están siendo devoradoras por el interés económico y vienen depredando los ríos, destrozando completamente la ecología.

«Ojalá podamos acompañar, desde Lima, a la Amazonía, especialmente a nuestro hermano pueblo de Iquitos, que está sufriendo porque el río Nanay está completamente contaminado y ya el agua en Iquitos es veneno. Lo único que queda —y es carísimo— es tomar agua de botella».

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La voz de los jóvenes presente en una nueva carta pastoral

Al final de la misa, el Arzobispo presentó la Cuarta Carta Pastoral a la Juventud de Lima, elaborada a partir de los aportes recogidos durante el Jubileo Arquidiocesano de los Jóvenes. Su intención —explicó— es acompañar un camino de conversión eclesial que ya está en marcha: “La Iglesia debe tener el color del pueblo sencillo, saber escuchar a todos para responder a sus necesidades”.

La Carta busca fortalecer una pastoral juvenil sinodal, participativa y comprometida con la vida de toda la ciudad. Es, como señaló, una invitación a que la Iglesia siga caminando “como Jesús: conversando, escuchando, traduciendo la vida del Padre al lenguaje de la gente”.