Misa y Te Deum por el Día del Juez: Volver al centro fundamental de la justicia

El Cardenal Carlos Castillo presidió la tradicional Misa y Te Deum por el Día del Juez que se celebra todos los años en la Basílica de la Catedral de Lima. Participaron de la Celebración Eucarística la doctora Janet Tello Gilardi, presidenta del Poder Judicial del Perú; juezas y jueces de todos los niveles de la judicatura, funcionarios, personal jurisdiccional y administrativo de la institución.

Durante su homilía, el arzobispo de Lima señaló que el Poder Judicial tiene que volver al centro fundamental de la justicia, que es la verdad, la razón, el sentido de las cosas: “La labor de los jueces y juezas es fundamental para cimentar un país sólido. Desarrollar un Poder Judicial implica que eduquemos a las personas en discernir, qué cosas hacer mejor de manera adecuada para el bien de todos y todas; hoy día nuestro pueblo está aprendiendo que tiene un lugar de participación en la tarea de la justicia», reflexionó el Prelado.

El criterio de juicio también tiene que ver con cuánto hemos amado a las personas y hemos hecho justicia teniendo en cuenta sus problemas y sus necesidades

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En otro momento de la Eucaristía, el Cardenal Castillo refirió que celebrar el Día del Juez y la Jueza es celebrar una de las condiciones esenciales que tiene la fe cristiana. Y añadió: «Dios es el juez supremo y el último que vendrá a juzgarnos a todos y todas, nos juzgará no tanto por si hablamos bien de él o dijimos cosas bonitas o vivimos una vida muy santa o nos golpeamos mucho el pecho y rezamos mucho, no, sino si hicimos justicia o no”, remarcó.

Estamos viviendo un tiempo en donde se está generalizando la arbitrariedad. Es el momento de ponernos muy serios en la tarea de fortalecer nuestra justicia y educación.

Para volver al fundamento de nuestra vocación es necesario – sostuvo el Prelado – saber hacer la justicia, que es una de las cosas más difíciles porque estamos sometidos a muchas posibilidades de equívocos y a muchas tentaciones. En ese sentido, la mejor defensa del Poder Judicial es adoptar decisiones adecuadas, armónicas, profundas, en las investigaciones bien hechas, y evitar la “locura” de combinar todo como si fuera una especie de ejercicio arbitrario.

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