La Vicaría del Clero participó de una jornada espiritual para meditar en torno a la figura del Papa León XIV y el carisma agustino. El encuentro forma parte del Plan Pastoral 2025 de la Iglesia de Lima con el propósito de establecer espacios de formación, diálogo y reflexión permanente.
Nuestros sacerdotes diocesanos se dieron cita en el Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo, para participar de una nueva jornada de formación. Esta vez, el tema central giró en torno a la figura del Santo Padre León XIV. La exposición del tema estuvo a cargo del Padre Gioberty Calle, OSA., miembro del Vicariato San Juan de Sahagún de Chulucanas (Perú) de la Orden de San Agustín, que, al inicio de su charla, comentó algunos datos de la vida de Robert Prevost:
“Él fue mi profesor de Derecho Canónico en Trujillo. Sirvió a la Orden a lo largo de doce años consecutivos como Prior General de la Orden de San Agustín. Ustedes ya imaginan su misión específica de animar, cuidar y visitar a todas las comunidades de la Orden en el mundo entero”, señaló.
Gioberty Calle recordó, con gran emoción, el gesto del Papa León XIV en su presentación en la Basílica de San Pedro, recordando su procedencia agustina y su paso marcado por la diócesis de Chiclayo. «Este fue un acto de humildad, de reconocimiento, identidad, carisma y espiritualidad agustina», manifestó.
Vida en comunidad, interioridad y misión
En otro momento, el sacerdote compartió los tres pilares de la congregación agustina para el trabajo pastoral: vida en comunidad, interioridad y misión.
Sobre el sentido de comunidad, el padre agustino puso como ejemplo el gesto de León XIV al visitar la casa de sus hermanos agustinos, pocos días después de ser elegido Papa. La vida en comunidad – recalcó – es fundamental porque nos permite mantener nuestra relación con el Pueblo de Dios, acogiendo a los hermanos sin juzgar y evitando la soberbia que destruye y aparta.
Respecto a la interioridad y la misión, Gioberty Calle exhortó a que, desde el rol de sacerdote, párroco o misionero, nos preguntemos: ¿Para qué estoy en la parroquia?, ¿para qué me ha puesto mi obispo aquí? «Es importante recordarlo porque, cuando olvidamos el sentido, nos distraemos en otras cosas y perdemos la fuerza y la alegría de vivir nuestro ministerio”, añadió.
Finalmente, siguiendo el ejemplo de San Agustín, destacó la importancia de tener el claro el horizonte de nuestra misión y fe cristiana. Ambos se nutren de la experiencia compartida con el pueblo, que acompaña al pastor y lo evangeliza. «Nosotros tenemos la responsabilidad de promover la fe de la gente, acompañarla, estar ahí para caminar juntos”, insistió.
Reflexión en grupos: espacios de diálogo y escucha
Posterior a la ponencia, todos los miembros del Clero se reunieron por decanatos para reflexionar y responder a la pregunta: ¿Qué actitud debo convertir en mi vocación sacerdotal.
Un primer equipo destacó la importancia de mantener la “fraternidad entre los sacerdotes”, ya que, por distintas situaciones, se generan fricciones no resueltas que es necesario abordarlas para mejorar y caminar en sinodalidad.
Otro grupo indicó la necesidad de la “conversión pastoral diaria”, a través de la oración, para una mayor disposición al ministerio sacerdotal. También se remarcó la importancia de mantener “la actitud misionera del Papa León, que hemos visto a lo largo de su vida, ya que representa un nuevo llamado de Dios a la Iglesia del Perú”.