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Exhortación apostólica «Christus Vivit» (PDF)

Hoy, martes 2 de abril de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha presentado la Exhortación Apostólica postsinodal ‘Christus vivit’ del Santo Padre Francisco a todo el pueblo de Dios.  (Leer PDF)

Aunque el Sumo Pontífice se dirige a toda la Iglesia, pone mayor énfasis a los jóvenes del mundo. Se trata de una reflexión que busca estimular a todos y ofrece planteamientos generales para el discernimiento eclesial en esta materia.

Christus Vivit: Cristo es la juventud más hermosa de este mundo

Francisco comienza la Exhortación con esta frase: “Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida … ¡Él vive y te quiere vivo!”.

El Papa hace un breve recuento del camino seguido para llegar a este documento: “Me he dejado inspirar por la riqueza de las reflexiones y diálogos del Sínodo del año pasado». Y añade: “De ese modo, mi palabra estará cargada de miles de voces de creyentes de todo el mundo que hicieron llegar sus opiniones al Sínodo. Aun los jóvenes no creyentes, que quisieron participar con sus reflexiones, han propuesto cuestiones que me plantearon nuevas preguntas”.

Descarga aquí la Exhortación apostólica postsinodal del papa Francisco

A continuación compartimos 10 frases claves para entender ‘Christus vivit’, la exhortación sobre los jóvenes del Papa Francisco

1. “¡Cristo vive y te quiere vivo!”

1.Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero di­rigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!

2. Por una Iglesia rejuvenecida

35. Pidamos al Señor que libere a la Iglesia de los que quieren avejentarla, esclerotizarla en el pa­sado, detenerla, volverla inmóvil. También pidamos que la libere de otra tentación: creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mi­metiza con los demás. No. Es joven cuando es ella misma, cuando recibe la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la presencia de Cristo y de la fuerza de su Espíritu cada día. Es joven cuando es capaz de volver una y otra vez a su fuente

3. “No somos bichos raros”

36. Es cierto que los miembros de la Iglesia no tenemos que ser “bichos raros”. Todos tienen que sentirnos hermanos y cercanos, como los Apósto­les, que «gozaban de la simpatía de todo el pueblo » (Hch 2,47; cf. 4,21.33; 5,13). Pero al mismo tiempo tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece, a testimo­niar la belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social

4. No se puede estar “a la defensiva”

41. Una Iglesia a la defensiva, que pierde la humildad, que deja de escuchar, que no permite que la cuestionen, pier­de la juventud y se convierte en un museo. ¿Cómo podrá acoger de esa manera los sueños de los jóve­nes? Aunque tenga la verdad del Evangelio, eso no significa que la haya comprendido plenamente; más bien tiene que crecer siempre en la comprensión de ese tesoro inagotable.

5. Con las reivindicaciones de las mujeres

42. Por ejemplo, una Iglesia demasiado teme­rosa y estructurada puede ser permanentemente crítica ante todos los discursos sobre la defensa de los derechos de las mujeres, y señalar constantemen­te los riesgos y los posibles errores de esos reclamos. En cambio, una Iglesia viva puede reaccionar pres­tando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de someti­miento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feminis­tas. En esta línea, el Sínodo quiso renovar el compro­miso de la Iglesia «contra toda clase de discrimina­ción y violencia sexual».

6. La importancia de la sexualidad

81. Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesiva­mente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas. Por esta y por otras razo­nes, la moral sexual suele ser muchas veces «causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de con­dena». Al mismo tiempo, los jóvenes expresan «un explícito deseo de confrontarse sobre las cuestio­nes relativas a la diferencia entre identidad mascu­lina y femenina, a la reciprocidad entre hombres y mujeres, y a la homosexualidad».

7. El uso de los medios digitales

90. La vida nueva y desbordante de los jóvenes, que empuja y busca autoafirmar la propia personalidad, se enfrenta hoy a un desafío nuevo: interactuar con un mundo real y virtual en el que se adentran so­los como en un continente global desconocido. Los jóvenes de hoy son los primeros en hacer esta sín­tesis entre lo personal, lo propio de cada cultura, y lo global. Pero esto requiere que logren pasar del contacto virtual a una buena y sana comunicación.

8. Contra el discurso antimigratorio

94. Pido especialmente a los jóvenes que no caigan en las redes de quienes quieren enfrentarlos a otros jóvenes que llegan a sus países, haciéndolos ver como seres peligrosos y como si no tuvieran la misma inalienable dignidad de todo ser humano.

9. Aliados contra los abusos

100. Así ustedes prestarán una invalora­ble ayuda en algo fundamental: la prevención que permita evitar que se repitan estas atrocidades. Esta nube negra se convierte también en un desafío para los jóvenes que aman a Jesucristo y a su Iglesia, por­que pueden aportar mucho en esta herida si ponen en juego su capacidad de renovar, de reclamar, de exigir coherencia y testimonio, de volver a soñar y de reinventar.

10. Los ejes de la pastoral juvenil

213. Cualquier proyecto formativo, cualquier camino de crecimiento para los jóvenes, debe in­cluir ciertamente una formación doctrinal y moral. Es igualmente importante que esté centrado en dos grandes ejes: uno es la profundización del kerygma, la experiencia fundante del encuentro con Dios a través de Cristo muerto y resucitado. El otro es el crecimiento en el amor fraterno, en la vida comuni­taria, en el servicio.

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