La Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima ofrece un nuevo ciclo de videomensajes de Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, orientados a profundizar nuestras actitudes humanas y cristianas en tiempos de pandemia.
En este primer episodio, Monseñor Castillo reflexiona sobre la necesidad de cultivar y alentar la dignidad de cada persona y de todos: «todos hemos nacido para ser personas benditas, para vivir la bendición y la alegría de ser una persona humana digna. Por lo tanto, toda persona es digna de respeto, sean creyentes o no creyentes, sean pobres o sean ricos, especialmente son dignos los que son maltratados, los enfermos, las mujeres maltratadas, y los niños recién nacidos»– expresa en su mensaje.
El Arzobispo de Lima nos recuerda que «Dios nos ha creado a su imagen y para ser semejantes a Él, y ser creados a su imagen es ser creados para amar a imagen del amor de Dios, y por lo tanto, todos hemos nacido para ser personas benditas».
Si todas las personas son dignas, debemos intentar cultivar entre nosotros una actitud humana de respeto, de consideración por el otro, de servicio, evitando la desesperación y razonando las cosas con inteligencia para ver lo más adecuado y justo
Monseñor Castillo explicó que la fe cristiana «siempre ha tratado de formar el criterio a partir de lo que sentimos – sabiduría viene de saber y saber viene de sabor – qué sentimos, qué saboreamos, qué intuimos, qué es mejor hacer por respeto a la persona, no salimos con la primera desesperación loca que irrumpe y dice cualquier cosa. Eso es lo que vamos a tratar de educar en nosotros y vamos a hacerlo juntos, educar nuestras actitudes y aprovechar esta situación extrema para domesticar nuestras relaciones y crecer como sociedad, como pueblo».
El Primado del Perú hizo un llamado a que nuestra actitud frente a las personas enfermas de coronavirus sea de respeto y dignidad, evitando abandonarlas o llenarnos de prejuicios: «si conoces a alguien que tiene el COVID 19, en tu trabajo, en tu barrio, en tu familia, sigue las medidas de salud indicadas, con respeto y dignidad hacia el otro. Tenemos que aprender ponerse en el lugar del otro y ser recíproco en nuestras acciones» – apuntó.
Como Iglesia suscitemos madurez, comprensión seria de las cosas. Todos somos necesarios en esta vida, todos somos importantes, nadie sobra en este mundo. La verdadera humanidad considera que todos somos importantes y todos cabemos
«Que la dignidad de la persona humana que Jesucristo quiso defender entregando su vida por todos los seres humanos para que no hubiera muertes injustas como la de Él, ilumine estos días de reflexión y nuestro camino en este momento extremo. Que el esfuerzo de este aislamiento sea también la esperanza de que tendremos la recompensa en un abrazo fraterno y futuro entre todos» – concluyó.