IV Domingo de Adviento: Cristo nació y se quedó entre los pobres

Monseñor Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, compartió un mensaje de aliento y esperanza en este Cuarto Domingo de Adviento: «Cristo no solamente se encarnó, no solamente nació entre los pobres, sino que se quedó entre los pobres. Por eso, la Navidad es el nacimiento y la presencia permanente de este Hijo de Dios que se hace hombre», comentó.

Monseñor Ricardo Rodríguez destacó que la figura de este Cuarto Domingo de Adviento gira en torno a la presencia de María y el encuentro con su prima Isabel: «En esta última semana de Adviento te invito a que revises la presencia de María en el pesebre», resaltó.

Ricardo Rodríguez también explicó que el término del Tiempo de Adviento no significa que se acaba la esperanza: «Cercana la Navidad lo que tendríamos que decir es “Gracias por el Adviento”, porque la Navidad tiene mayor sentido, mayor intensidad en la vivencia cuando se ha vivido el Adviento», indicó.

Navidad: una grata experiencia de encuentro con Dios

«La presencia de Dios en nuestra vida es como una luz intensa que crece. No es una presencia que te abruma, sino que se va marcando paulatinamente hasta que llega un momento donde tú dices como San Pablo: Ya no soy yo quien vive en mí, es Cristo quien vive en mi» – expresó el Obispo Auxiliar de Lima.

«Desde la Iglesia de Lima les deseamos no sólo una feliz Navidad, sino una feliz experiencia de Dios – prosiguió – Que la navidad sea una grata experiencia de Dios y que recuperemos el sentido de la Navidad en familia, que no significa solamente madre, padre e hijos – aclaró – porque la experiencia familiar en la Iglesia es la experiencia de los hermanos en la fe».

Que Dios nazca en tu corazón, pero que se quede, porque no basta que nazca, tiene que quedarse. Cristo es el Hijo de Dios que no solamente se encarnó, no solamente nació entre los pobres, sino que se quedó entre los pobres.

Por último, Monseñor Rodríguez recordó que la Navidad no sólo nos recuerda únicamente el nacimiento de un niño, sino el nacimiento y la presencia permanente del Hijo de Dios que se hace hombre: «Dios está con nosotros, no solamente nació entre los hombres sino se ha quedado entre los hombres».