En el II Domingo del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo presidió la Celebración Eucarística en la Basílica Catedral de Lima: «Ser cristiano es un llamado a la sabiduría profunda, al discernimiento, a actuar según lo que el amor de Dios nos puede indicar en cada situación», comentó en su homilía.
Comentando el Evangelio de Juan (1, 35-42), el Arzobispo explicó que, detrás de la expresión de Juan Bautista: ‘ese es el Cordero de Dios’, en alusión a Jesús, esconde la histórica promesa de que, de la estirpe de David, nacería un siervo sencillo que pudiera ayudar a la gente desde el corazón de sus sufrimientos:
«Jesús es el Cordero de Dios, esa persona dócil que obedece y actúa según la voluntad de Dios en la historia, y que finalmente entregará su vida y se mantendrá en la cruz, no por la fuerza de los clavos sino por su misericordia, como dijo el Papa Francisco en su Saludo por el Mes Morado», señaló Carlos Castillo.
El Señor nos llama a participar de la experiencia de su amor.
Al ser abordado por los discípulos que lo seguían, Jesús hace una pregunta: ‘¿A quién buscan?’. Estas palabras expresan la preocupación del Señor por nuestras búsquedas, es una pregunta para discernir y esclarecer qué buscamos, especialmente en este camino al Bicentenario: «Es importante que sepamos reconocer que estamos en una situación nueva, en una búsqueda nueva que solo podremos resolver si contemplamos al Señor en el Evangelio, siguiendo no solo sus enseñanzas, sino sus gestos y sus palabras», acotó el Arzobispo de Lima.
Ante la pregunta de los discípulos: ‘¿Dónde vives?’, el Señor invita a sus discípulos a seguirlo para ver cómo actúa: «los invita a ellos y a nosotros, es decir, los invita a participar de su experiencia», añadió Monseñor Carlos.
La fe es la relación personal y comunitaria con el Señor. Ser creyente es encontrar al Señor a pesar de que no notamos su presencia, es aprender a discernir su voluntad y hacerla.
Monseñor Carlos afirmó que una fe madura y responsable es una fe que sabe discernir en medio de las dificultades: «en el Salmo 39 hemos cantado: ‘Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído. Entonces yo digo: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad’. El Señor ha entrado en nosotros, pero tenemos que seguir buscándolo y tenemos que ver la manera de discernir y ver dónde está su voluntad en cada situación», reflexionó.
Ser cristiano es un llamado a la sabiduría profunda, al discernimiento, a actuar según lo que el amor de Dios nos puede indicar en cada situación, y eso requiere un pequeño esfuerzo de todos, porque el Señor ha querido que la reflexión sea patrimonio universal de la humanidad, especialmente entre los más pobres.
Finalmente, Monseñor Castillo hizo un llamado a recordar cómo fuimos llamados por primera vez al encuentro personal y comunitario con el Señor: «preparémonos, desde la huella honda que nos dejó el Señor, para encontrar el rostro de Jesús en nuestra realidad», concluyó.