Arzobispo de Lima: "El que ame a Dios, ame también a su hermano"

Comentando el Evangelio de Mateo (22,34-40), Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, recordó que el Señor nos llama a entrar en el ser de Dios para dejar que nos transforme en personas que amen, que desencadenen la capacidad de amar que Dios nos ha dado: «para eso fuimos creados, para ser semejantes a Él, y Dios no va a descansar hasta que aprendamos a ser semejantes a Él. Para eso Jesús entregó el Espíritu, para dar vida a la humanidad y enseñarle a amar con paciencia, con constancia, sin amenaza», resaltó.

«A pesar que la Pandemia no nos deje, seguimos teniendo brazos para abrazar, porque estamos hechos hacia afuera, hacia el otro, constitutivamente somos hechos para encontrarnos con el otro, especialmente hoy que el egoísmo se ha posesionado del mundo», agregó el Arzobispo.

Quien ame al prójimo ya está amando a Dios, a veces sin saberlo.

En ese sentido, el nuevo mandamiento que nos da el Señor para amar al prójimo como a uno mismo está estrechamente vinculado al primero: ‘Amar a Dios con todo con tu corazón, con toda tu mente , con todo tu ser’. Por eso, Monseñor Castillo explicó que «no podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano a quien sí vemos. El que ame a Dios, ame también a su hermano, quien sea respetuoso con su prójimo y promueva la dignidad humana ya está amando a Dios, a veces sin conocerlo».

El Señor nos invita a desarrollar todo lo que somos, no es un mandamiento lejano a nuestra experiencia, a nuestra cultura, como dice la canción: ‘el amor siendo humano tiene algo de divino, amar no es un delito porque hasta Dios amó’.

Jesús nos dejó su aliento para que el mundo cambie.

En otro momento, Monseñor Carlos se refirió al lanzamiento de la campaña «Dona un aliento de vida», promovida por el Arzobispado de Lima para continuar con la iniciativa Resucita Perú Ahora (RPA). Esta campaña hará posible la implementación de dos plantas de oxígeno medicinal, una para el Hospital Dos de Mayo y otra para el Hospital de la Solidaridad:

«Vamos a desarrollar juntos, con la municipalidad de Lima, con el Ministerio de Salud y con varias instituciones más a través del lema: ‘Dona un aliento de vida’, recordando justamente el aliento que nos dejó Jesús cuando en la cruz expiró e irradió su Espíritu para que el mundo cambiara. Eso quisiéramos también aprender a hacerlo nosotros, desarrollando este espíritu misionero, uniéndonos a todos los esfuerzos que vienen realizándose y que nos permiten crear vasos comunicantes con todas las instituciones para salvar a nuestra sociedad. No basta una democracia representativa, necesitamos una democracia participativa», indicó el Primado del Perú.

«Que este signo de amor que hoy queremos empezar, sea un aliento de vida para nuestro pueblo, para que nosotros podamos también tener una cadena de iniciativas solidarias con la fuerza inventiva que nos permita recrear nuestro país a través de la sanación de nuestro pueblo en la situación difícil que aún vivimos», reflexionó el Arzobispo.