En este Domingo XXIV de Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo acogió en la Catedral de Lima a las principales autoridades del Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN), al cumplirse 29 años de la histórica captura de Abimael Guzmán, cabecilla del grupo terrorista Sendero Luminoso: «Si ahora tenemos la posibilidad de una democracia, aún con sus problemas, es porque ustedes pusieron esa semilla de esperanza para el país. Ustedes son el fruto notorio que tenemos para continuar ese camino de esperanza que depositaron un domingo como hoy. Hagamos todos los esfuerzos para ser semillas de esperanza y ser un milagro para nuestro pueblo», reflexionó el Primado del Perú. (leer homilía completa)
Leer transcripción de homilía de Monseñor Carlos Castillo.
Comentando el Evangelio de Marcos (8,27-35), el Arzobispo de Lima explicó que la pregunta de Jesús hacia sus discípulos ‘¿Quién dice la gente que soy?’, se dirige hoy a todos nosotros como creyentes para aprender a reconocerlo en medio de la historia: «El pueblo sencillo decía que Jesús era Juan Bautista, Elías o uno de los profetas. Y esto es muy importante porque cuando el pueblo recordaba, comparaba las acciones, la vida de Jesús y su mensaje, con su pasado, y encontraba que lo más parecido eran estas personas que habían dado testimonio sirviendo con su palabra al Señor y dando la vida»
De la misma manera, en el Perú recordamos y reconocemos a tantas personas que dieron su vida, como Jesús, para ayudar a que nuestro pueblo repare sus heridas. Esto fue lo que sucedió con nuestros héroes y mártires que se entregaron con toda sinceridad y cariño por la vida de nuestro país: «estamos aquí ante ustedes, hermanos del GEIN, que nos han precedido en este ejemplo vivo de sacrificio para encontrar una solución a un problema gravísimo de nuestra historia», agregó el prelado.
Es importante que nosotros reconozcamos en nuestra historia – como el pueblo de Israel lo hacía en la suya – que el paso del Señor se da siempre en personas concretas que tratan de vivir con sinceridad su vida y su fe.
El Arzobispo de Lima aseguró que el Señor también se manifiesta en nuestra historia y en el dolor que sufre su pueblo: «Hay una frase en el libro del Qohelet que dice: ‘más vale sabiduría que fuerza…más vale sabiduría que armas de combate’. Y ustedes hermanos del GEIN, siendo de nuestra Policía Nacional, saben muy bien que el uso de armas sin la sabiduría no significan nada», resaltó.
Monseñor Castillo hizo un llamado a que aprendamos de la sabiduría y de la inteligencia del Grupo Especial de Inteligencia para resolver los problemas de nuestra sociedad: «Ustedes actuaron en silencio, se ayudaron mutuamente, se organizaron bien – inclusive con condiciones muy adversas, difíciles y con recursos limitados – pero nos dieron una lección de cómo se procede ante momentos difíciles, y a veces, de desesperación. Ustedes tuvieron la valentía, la ingeniosidad, la seriedad y la lectura profunda de lo que nos pasaba, para que un domingo como hoy, resucitáramos a una nueva vida. Ahí está el germen de nuestra democracia, ahí está el germen de nuestra esperanza».
Una verdadera fe cristiana que inspire la reflexión.
En otro momento, el Obispo de Lima explicó que cuando Jesús le dice a sus discípulos que el Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho, ellos tienen la tentación de pensar que esto no debe pasar nunca, porque para los discípulos, un verdadero Mesías es alguien triunfante, un portento de agresividad y destrucción. Por eso, es posible que nazcan en las personas deseos contradictorios e inclusive de rabias y venganzas. Pero el Señor corrige a Pedro, y esa corrección es para siempre: el rechazar en nosotros elementos vengativos que pueden sistematizarse ideológicamente y crear la enfermedad de la violencia sistemática.
Una verdadera fe cristiana inspira la reflexión, no se apura, no calcula, sabe leer la profundidad de las cosas y sabe actuar con oportunidad y justicia.
El Arzobispo Castillo afirmó que hoy todos estamos llamados a dejarnos conducir por el camino que el Señor ha venido a revelarnos: «Dios es amor y todos nosotros hemos sido creados para amar y servir. No hemos sido creados para ufanarnos ni despreciar a nadie, sino para hermanar. Y eso supone también tener la inteligencia para corregir todos los abusos y aquellas cosas que algunas personas tentadas intentan hacer».
«Vamos a pedirle al Señor que podamos cargar con nuestra cruz, aceptar el sufrimiento, no gozar con el sufrimiento, sino aceptarlo para poder transformarlo en un seguimiento a Jesús y un seguimiento a todos aquellos que nos han enseñado que la vida se pierde y así se salva, que la vida se dona como un servicio y así se llega a la felicidad verdadera, no empecinándonos en nuestros propios intereses y en nuestras propias ideologías malsanas, sino abriendo el corazón y el pensamiento a aquello que es justo y necesario realizar», destacó Carlos Castillo.
Gracias hermanos del GEIN por su ejemplo, por su sabiduría, por su entrega generosa y por todo lo que hicieron por nosotros. Si ahora tenemos la posibilidad de una democracia, aún con sus problemas, es porque ustedes pusieron esa semilla. Ustedes son el fruto notorio que tenemos para continuar ese camino de esperanza que depositaron un domingo como hoy.