Comentando el Evangelio de Juan (10, 11-18) que narra la Parábola del Buen Pastor, Monseñor Castillo recordó que nuestra misión como Iglesia y como Pueblo es que aprendamos a ser pastores los unos de los otros, especialmente todos aquellos que ocupan una responsabilidad como cristianos en el mundo: «todos los que cumplimos la misión de realizar la vocación pastoral, tenemos que seguir al Buen Pastor Jesús, que dio su vida y la da permanentemente por todos nosotros, por toda la humanidad, por todo su pueblo», comentó (leer homilía completa).
Leer transcripción de homilía de Monseñor Carlos Castillo
El Obispo de Lima indicó que estamos llamados a seguir el camino del Buen Pastor, con mayor razón ahora que una nueva Pandemia nos aflige y nos interpela a ser más solidarios con los que menos tienen: «les agradecemos a todos la labor pastoral que estamos haciendo cuando nos unimos, como en esta nueva campaña ‘Perú da la mano’ que hemos iniciado y que ha tenido un eco muy grande en ustedes. Eso es lo que sentimos en ese tiempo, que estamos todos como Iglesia y como pueblo, aprendiendo a ser pastores los unos de los otros».
Hemos de ser un Pueblo de Pastores al servicio del pueblo peruano. Y eso es lo que necesitamos, sobre todo, para los tiempos que probablemente vendrán y que van a ser muy difíciles.
Pastores como Santo Toribio de Mogrovejo, a quien celebramos en el Perú este 27 de abril, nos enseñan la importancia de vivir cercanos a la gente en los tiempos de mayor incertidumbre y enfermedad, así lo reconoció el Arzobispo:
«Toribio no se quedó en su sillón, en la Catedral o en la Plaza de Armas, él salió a buscar a los pueblos indígenas para conocerlos, y con ellos desarrolló su labor pastoral de una manera impresionantemente dedicada, sensible, viviendo en situaciones adversas, de tal manera que hasta hoy se tiene la huella de Toribio en lugares tan alejados como Chachapoyas, como las serranías de Huaraz, como nuestros pueblos cercanos de la sierra y hasta en la selva», manifestó el prelado.
Inspirados en el Buen Pastor para construir una república participativa.
Santo Toribio también tuvo que afrontar la Pandemia de su época con una creatividad enorme, contó Monseñor Castillo: «cuando visitaba a los pueblos, iba recogiendo las demandas y las exigencias de la gente, e hizo muchísimos archivos y demandas que ellos tenían, las colocó en legajos y las tramitó en la corona para que se resolvieran los problemas. De ahí que muchas de las comunidades actuales tienen sus títulos de propiedad firmados por el propio rey. Y así, supo siempre defender los derechos de las personas marginadas, lejanas, esas ovejas que están lejanas y que deben formar parte de un solo rebaño y un solo Pastor», afirmó.
Carlos Castillo explicó que las situaciones difíciles y de emergencia son una oportunidad para que juntos, como una república participativa, pensemos en el bien común, ayudándonos mutuamente a construirnos como personas responsables: «No es una cuestión de que algunos dirijan todo y nosotros nos olvidemos de nuestra participación. El Papa Juan Pablo II decía que la Iglesia aprecia la democracia. Y la aprecia por dos motivos: porque recambia a los dirigentes y porque es posible ser controlada por el pueblo, por la gente», reflexionó.
Les pedimos a todos que, siguiendo el camino de Toribio, siguiendo el camino del Buen Pastor, conozcamos más nuestra realidad y decidamos juntos un tipo de relación nueva, en donde nuestra participación sea decisiva para la determinación de las decisiones.
En ese sentido, la vida de Toribio de Mogrovejo nos debe inspirar a actuar como él lo hizo: buscando a la gente para ver qué cosas decían, saber qué necesidades tenían y cómo se organizaban para el resurgimiento de la población peruana: «si hoy día tenemos otra vez una población indígena que ha crecido en nuestras provincias y que demanda muchas cosas, es porque Toribio tuvo el cuidado para que ellos se pudieran regenerar y renacer», subrayó Monseñor Carlos.
De nosotros, organizados, asociados, discutiendo, conversando y decidiendo juntos, depende nuestro futuro. Sea quien venga a dirigir nuestro país, lo importante es que nosotros podamos orientar los procesos desde la base de la sociedad.
El Arzobispo de Lima insistió en que el progreso de una sociedad no puede darse a costa de la destrucción de la vida de muchos, algo que se ha evidenciado y acentuado en esta Pandemia: «la petición que les hago como Pastor de nuestra Iglesia es que nos ayudemos mutuamente a organizarnos mejor, a vincularnos, a restablecer los lazos humanos, sociales, inclusive políticos, en sentido amplio, después veremos y siempre respetaremos la decisión que ustedes tomen. Porque la Iglesia no está para decirles voten por uno o por otro, la Iglesia está para que veamos el bien común de la sociedad».
«Que este lema del Señor: “Habrá un solo rebaño y un solo Pastor”, se pueda cumplir en nuestro país, y así podamos superar el tiempo de asalariados que tienen muchos dirigentes de nuestro país y en la propia Iglesia. No asalariados, sino pastores, y pastores que den la vida por sus ovejas, que den posibilidad nueva a esta Patria que amamos con todos los sectores, especialmente los más marginados, los que están lejos, los que el Señor quiere acercar», dijo Monseñor Castillo como reflexión final.