A pocos días de la inauguración de la escultura del Cardenal Landázuri Ricketts, conversamos con Monseñor Luis Bambarén, Obispo Emérito de Chimbote y gran amigo de quien fue el 30º Arzobispo de Lima: «Gracias al Cardenal Landázuri he podido dedicar mi vida por más de medio siglo a los pobres, a la defensa de los derechos humanos, a la promoción y superación de los pobres» – dijo emocionado.
Año 1952. Un joven Landázuri Ricketts de 39 años es ordenado obispo de manos del entonces Arzobispo Juan Gualberto Guevara y Cuba, primer cardenal en la historia del Perú. Dos años más tarde, y ante el fallecimiento de Guevara y Cuba, el Papa Pio XII nombra a Landázuri como nuevo Arzobispo Metropolitano de Lima; y en 1962, es nombrado Cardenal por el Papa Juan XXIII.
«A él (Cardenal Landázuri) lo conocí cuando volvió de Roma como Cardenal» – señala Monseñor Bambarén, quien poco después sería elegido Obispo Auxiliar con la principal misión de acompañar a las barriadas de Lima:
«Lima iba creciendo por las invasiones, y el Cardenal Landázuri tenía una preocupación muy grande que las barriadas se queden sin pastor. Interpelado por esta necesidad, solicitó al Papa Pablo VI que me nombre Obispo Auxiliar, y el 7 de enero de 1968 el Arzobispo me ordenó» – indicó.
El terrorismo, la pobreza extrema y el surgimiento de los Pueblos Jóvenes eran algunos de los desafíos más apremiantes que Landázuri y Bambarén debían afrontar: «se puso nombre Pueblo Jóvenes para hacerlos autores de su propio desarrollo – explica el Obispo Emérito de Chimbote – para que cada pueblo pueda desarrollarse a través de la acción vecinal».
Bambarén también recuerda lo importante que fue la presencia del Cardenal Landázuri en el Perú como en América Latina: «En el Concilio del Vaticano II logró que se aprobara en toda la Iglesia el diaconado de hombres casados. También destacó como Vicepresidente de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín – Colombia».
El rescate de un Cardenal olvidado
Este 24 de enero se inaugura la escultura en homenaje al Cardenal Landázuri, y para Monseñor Bambarén este gesto representa el «rescate de un cardenal olvidado». La iniciativa de este tributo fue propuesta en el año 2018 en la Asamblea Plenaria de los Obispos del Perú: «ellos me encargaron que me hiciese responsable de esta obra que me llena de gozo porque por fin hemos rescatado del olvido al Cardenal Landázuri. El monumento va a quedar hermoso en el Rímac, mirando hacia el cerro San Cristóbal, donde está la cruz y está también una población pobre» – resaltó.
Con los artesanos de Mato Grosso y las donaciones conseguidas, se ha terminado la escultura que es de mármol blanco de Italia, tamaño natural (1.82m) en una base de mármol negro.
Finalmente, Monseñor Bambarén destacó la participación de los jóvenes en la Asamblea Sinodal Arquidiocesana convocada por el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, quien fue ordenado sacerdote de la manos de Landázuri Ricketts:
«En el último encuentro que se ha tenido para planificar la Pastoral del año, la presencia de los jóvenes ha sido muy importante, y todo eso es, ciertamente, producto del Cardenal Landázuri que formó un buen sucesor» – añadió.
«Que el Cardenal Landázuri, desde el cielo, esté intercediendo por Lima que fue su arquidiócesis, por todo el Perú que él amó tanto y sirvió con todo su corazón, y también por América Latina donde tuvo una gran responsabilidad» – expresó.