En su homilía, Monseñor Carlos Castillo reflexionó sobre el sentido de servicio y generosidad que debemos tener como cristianos. «Dios nos creó por absulto y puro amor, a su imagen y para que fuéramos semejantes a Él, es decir, para compartir y donar nuestra vida por los demás, de manera generosa y gratuita. Pidamos a Dios que a todos nos dé esa capacidad de servir, mucho más, a todos los que somos responsables y dirigentes en la sociedad.», acotó.
El Primado del Perú presidió la Eucaristía de este domingo XXII del Tiempo Ordinario acompañado de representantes del Cuerpo de Bomberos Veteranos del Perú, voluntarios de Cáritas Lima y jóvenes del decanato 1.
El arzobispo de Lima inició su reflexión dominical recordando el texto del libro del Eclesiástico: «Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y ante el Señor hallarás gracia.» (3, 18). Este es un llamado a la mansedumbre, explicó el obispo de Lima, a no ser orgulloso ni creído, sino a reconocer nuestro límite:
«El orgullo se apodera de las personas y siempre se dice: “yo siempre tengo la razón”, “mi familia siempre tiene la razón”, “mi grupo siempre tiene razón y no se equivoca”. Cuando esto ocurre, la maldad echa raíz, como dice el texto hoy, porque entramos en un enredo permanente, no afrontamos la dura realidad que vivimos y el límite real del modo de ser orgulloso, que es simplemente un barniz para esconder los intereses que tenemos, las ambiciones de poder y de aparecer, lo que termina por destruir a todos», señaló.
Invitar a todos los pobres a la cena de nuestra vida.
En otro momento, comentando el Evangelio de Lucas (14, 1. 7-14), Monseñor Castillo afirmó que la búsqueda del reconocimiento y el enaltecimiento de la propia persona, no puede darse a costa del sufrimiento de los demás, sin destruir ni atropellar al otro para obtener prestigio. Por eso, el Señor usa la parábola de la gran cena, para recordarnos que debemos proceder a vivir con sencillez, renunciando a nuestros propios intereses y reconociéndonos hermanos de los demás:
Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos. Dichoso tú, porque no pueden pagarte, te pagarán cuando resuciten los justos, dice el Señor.
«Somos creados para amar, y para amar gratuita y creativamente como Dios nos amó. Esto presupone que tenemos el mismo destino de ser como Dios: generosos y gratuitos permanentemente», reiteró el arzobispo.
El Señor quiere que podamos invitar a todos los pobres a la cena de nuestra vida, de nuestro corazón, de nuestra Iglesia y de nuestra ciudad.
Carlos Castillo insistió que nuestra actitud como cristianos, debe ir en la misma línea que los sentimientos de amor incondicional que tuvo Jesús con la humanidad, ofreciendo su vida, compartiéndola y donándola al servicio de los demás: «Si soy creyente, cristiano, católico, en primer lugar, estoy para donar mi vida por los demás. No se trata de que salve mi alma, individualistamente, despreciando el cuerpo doliente de los demás. Eso es un egoísmo radical, un espiritualismo que me encierra en mí mismo y no me permite salir», advirtió.
La verdadera salvación es de todo el ser humano que se hace responsable de los deseos y necesidades de los demás, y que está dispuesto, entonces, a compartir lo que tiene.
Monseñor Carlos, exhortó a que sepamos vivir con la misma humildad de Jesús, firme y decidida, capaces de ayudarnos mutuamente para resolver nuestros problemas con un espíritu de servicio y fraternidad.
Finalmente, dirigiéndose a los representantes de Cáritas Lima y el Cuerpo de Bomberos Veteranos del Perú, añadió: «Que Dios los bendiga y nos haga a todos un solo corazón; Cáritas y bomberos, un solo corazón».
Campaña solidaria de abrigo y menestras.
Antes de dar su bendición final, el arzobispo de Lima convocó a una nueva campaña solidaria en favor de nuestros hermanos de la comunidad de Cantagallo y de las ollas comunes de nuestra ciudad.
Los objetivos de esta iniciativa son, en primer lugar, combatir el intenso frío que padece la comunidad shipibo – conibo del AA. HH Cantagallo, ubicada en el distrito del Rímac. Es por eso que se necesitan frazadas, mantas y ropa abrigadora (también se pueden enviar donaciones de casacas, chompas, chalinas y otros implementos para protegerse de las bajas temperaturas).
En segundo lugar, la recaudación de menestras solidarias se dirige para apoyar a las madres de las ollas comunes. Se requiere, con urgencia, donaciones de menestras y víveres no perecibles.
¿Cómo enviar tus donaciones de abrigo y menestras?
Para ambas campañas, puedes acercarte a dejar tus donaciones de manera presencial en los siguientes centros de acopio:
-La Catedral de Lima, ubicada en la Plaza Mayor de Lima.
-Los almacenes de Cáritas Lima, ubicados en Jiron Chancay 282 – Cercado de Lima
-Acudiendo a tu parroquia más cercana.
Todas las donaciones que se reciban en las parroquias de nuestra Arquidiócesis, serán enviadas a Cáritas Lima para su adecuada distribución. Y si deseas realizar alguna contribución económica, te invitamos a visitar las redes sociales de Cáritas Lima para más información.