Esperar al Señor con apertura humana y espiritual – IV Domingo Adviento

«José es el hombre justo que nos muestra que, teniendo a la Ley de su lado, sabe discernir e ir más allá de lo estrictamente mandado. Ser justo, por tanto, es tener la capacidad de obrar según la situación, comprendiendo toda su complejidad, diversidad y dificultad», fueron las palabras del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo, durante la Celebración Eucarística de este IV Domingo de Adviento en la Basílica Catedral de Lima.

Refiriéndose al Evangelio de Mateo (1,18-24), Monseñor Castillo comentó que «la Iglesia ha querido colocar este texto que nos enseña el modo que tiene José de esperar». Él estaba comprometido con María, y ella estaba esperando en su vientre al Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo.

Ante este inconveniente, la Ley decía que una mujer que había quedado en cinta a raíz del encuentro con otro hombre debía ser lapidada – «Esta es una situación trágica para Israel por su dureza, pero también para José. Por eso, el texto nos dice que este hombre justo no quería denunciarla, él la amaba y ciertamente que denunciar suponía una destrucción para ella» – explicó.

José es el hombre justo que nos muestra que, teniendo a la Ley de su lado, sabe discernir e ir más allá de lo estrictamente mandado. Ser justo, por tanto, es tener la capacidad de obrar según la situación, comprendiendo toda su complejidad, diversidad y dificultad.

«Ya antes de la revelación del Ángel Gabriel hay una finura de parte de José que nos enaltece, porque si bien María ha sido preservada del pecado, él no, él vive en un espíritu justo más profundo que le permite no excederse porque la ama y está abierto, no se cierra», agregó.

La gran apertura humana y espiritual de José

«Digo esto porque hace poco el Papa Francisco se dirigió a la curia romana para decirles que tenemos que curarnos de la rigidez, porque ésta nos lleva a perder el contacto con los demás que tienen una serie de variedades, de culturas, de modos de pensar, que necesitamos primero dialogar para poder avanzar en la humanidad, y que ponernos a la altura de los problemas actuales requiere comprender toda esta complejidad humana que estamos viviendo».

«La actitud de justicia de José implica una gran apertura humana y espiritual – indicó el Arzobispo de Lima – eso dice mucho del ser humano que tiene capacidad de ver más lejos, porque si hemos sido creados a imagen y para ser semejantes a Dios, lo natural está ya asistido por Dios y, por eso, el ser humano tiene la capacidad de ser bueno y de ser justo».

Dios nos creó abiertos, no cerrados, soñadores y no obtusos, imaginativos y no encajonados. Por eso, hemos de aprender todos juntos a escuchar al Señor en medio de nuestras intuiciones

Esperar al Señor con capacidad de justicia y entendimiento

Apenas José había tomado esta resolución (repudiar a María en secreto), se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»

«En ese camino, José, cuando se despierta, se llena de la sensibilidad nueva que ha alimentado el ángel – precisa Monseñor Castillo – cuando Dios nos revela algo alimenta las buenas intenciones que tenemos. Por eso, José decide llevar a casa a su mujer, decide, en la fe, el poder realizar su ser justo, y el ser justo no es incompatible con la fe».

El Señor nos enseña a esperarlo abriendo nuestra capacidad de justicia, a entender y comprender las cosas dentro de nuestros límites.

Monseñor Castillo resaltó que los católicos necesitamos encontrar las razones profundas en el ser que hemos recibido de Dios para ponernos en el lugar del otro: «a veces no nos ponemos en la situación en que se encuentra mucha gente que no cree o que vive lejana a la Iglesia – señaló el Primado del Perú – de alguna manera, tenemos que abrirnos para conocer y comprender».

«Que Dios esta Navidad, a través de este acontecimiento que celebramos hace más de 20 siglos y que nos llena de ternura y esperanza, pueda llenarlos a ustedes también de la justicia de José», concluyó.