Antes del rezo del Ángelus, el Papa subrayó que en esta fiesta del Bautismo del Señor debemos recordar nuestra fecha de bautismo como un cumpleaños, pues es el día en que Dios nos hace hijos suyos para siempre.
Jesús inaugura su ministerio al acudir a bautizarse con humildad, con sinceridad, como el pueblo que acude al río Jordán, donde Juan, el Bautista, realiza un rito de purificación que expresa el compromiso de abandonar el pecado y convertirse. Este evento, que celebramos este domingo, en la Fiesta de la presentación del Señor, es recordado por el Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, al explicar que Jesús, “con el alma y los pies desnudos”, demuestra que quiere estar cerca de los pecadores, que ha venido por ellos, por nosotros, ¡por todos nosotros!
El abrazo infinito
Todos los acontecimientos de ese día, en el que Espíritu Santo» desciende sobre Jesús como una paloma y desde lo alto la voz del Padre proclama: “Tú eres mi Hijo amado”, nos hablan de nuestro bautismo, que nos ha hecho también a nosotros hijos de Dios
“En efecto, nuestro bautismo no es un gesto simbólico, como el de Juan, sino un don real de vida divina, eterna; un evento de gracia y de comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos sumerge en su abrazo infinito y nos transmite la fuerza de su amor que salva”
Purifica y sana
El Santo Padre explicó que en el bautismo Dios entra en nosotros, purifica y sana nuestro corazón del pecado, nos hace hijos suyos para siempre, su pueblo y familia, se hace íntimo a nosotros y ya no se va.
“El bautismo es, por tanto, el don de una vida nueva, es llegar a ser, en Jesús, hijos de Dios amados para siempre”.
La fecha de mi bautismo
En este contexto, el Pontífice exhortó a conocer el día de nuestro bautismo y festejarlo, un compromiso con el cual agradeceremos al Señor que desde entonces Él no solo está con nosotros, sino en nosotros. Un agradecimiento que el Papa pide sea extendido a nuestros padres, que nos llevaron a la pila bautismal. Y este evento nos lleva a la reflexión del Papa.
“Preguntémonos: ¿soy consciente del inmenso don que llevo en mí por el bautismo? ¿Reconozco en mi vida la luz de la presencia de Dios, que me ve como su hijo amado, como su hija amada?
Dios en nosotros
Entonces, como concluyó el Papa Francisco, en memoria de nuestro bautismo, acojamos la presencia de Dios en nuestro interior.
“Podemos hacerlo con la señal de la cruz, que traza en nosotros el recuerdo de la gracia de Dios, que nos ama y desea estar con nosotros. Hagámoslo juntos: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Y con la señal de la Cruz del Papa y de todos los presentes en la Plaza de San Pedro, el Pontífice pidió a María, templo del Espíritu, nos ayude a celebrar y acoger las maravillas que el Señor obra en nosotros.