En su segundo día, el padre Hans Zollner, presidente del Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, encabezó el ciclo de conferencias sobre los criterios de prevención y protocolo en el caso de abuso a menores en la Iglesia. La jornada tuvo lugar en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú – «Necesitamos una teología de protección, una teología que haga frente los abusos, porque tenemos la obligación de hacer algo a fin que los niños, las niñas y adolescentes estén seguros en este mundo» – comentó
Zollner comenzó resaltando que la primera actitud de la Iglesia frente a los casos de abusos a menores es la «atención de las víctimas» y el cuidado a los «traumatizados espiritualmente». Una víctima de abuso «no continúa siendo la misma», y por eso, debemos escuchar con profundidad a la víctima – «es un desafío personal, emocional, relacional y espiritual»- resaltó.
Escuchar a la víctima: una de las primeras acciones
El sacerdote jesuita indicó que todavía hay mucha gente que tiene miedo a denunciar, por eso, una de las motivaciones para nuestras acciones debe ser «la escucha a las víctimas».
En ese sentido, uno de los problemas más serios que impiden que una víctima pueda denunciar este tipo de acciones es el desconocimiento: «la gente no conoce su derecho, es decir la ley nuestra no está muy clara con respecto a ciertos términos, y entre nosotros mismos no conocemos bien nuestras obligaciones con respecto al reportar y denunciar»– indicó.
La Iglesia puede contribuir mucho al desarrollo de toda la sociedad con respecto a la toma de conciencia de una educación de la gente: «Crear instituciones y entornos seguros es un reto muy largo porque incluye todo lo que está alrededor de una escuela, una parroquia, un asilo, de toda otra institución dirigida por la Iglesia».
El desafío de trabajar desde la raíz del problema
Otro criterio a considerar en la cultura de la prevención es remitirse al trabajo de las instituciones con experiencia en el tratamiento de este tipo de procesos: «aprender a implementar esos procesos y hacer efectivo las intervenciones pertinentes».
Si bien este reto no se dará en el corto plazo, la Iglesia tiene «la capacidad de tomar conciencia y trabajar desde la raíz con las personas uno a uno, cara a cara, hasta los niveles más altos de la sociedad y de la misma Iglesia».
Es necesario que en nuestras instituciones nos preocupemos en formar y educar a las personas que están trabajando y viviendo con menores. De igual manera, todo niño, niña y adolescente debe poder defenderse y tomar conciencia que no puede abusar de otro niño o niña.
El abuso a través de los medios de comunicación y redes sociales
En otro momento, el padre Zollner se refirió a la protección de menores en la era digital y el abuso que se origina desde los medios de comunicación y redes sociales: «la seguridad y la dignidad de los niños está bajo amenaza muy fuerte a través del desarrollo de los medios de comunicación sin límites y sin educación alguna» – subrayó.
«Creo que las escuelas y otros lugares tendrían que educar a los niños en el uso de móviles y otras medidas preventivas que contribuyan a la protección de la dignidad de menores y adolescentes – dijo Zollner – eso es un trabajo arduo y a largo plazo que necesita perseverancia, valentía y la unión de fuerzas entre instituciones educativas».
Una teología de protección que enfrente los abusos
Finalmente, el profesor Hans Zollner se refirió a la formación inicial permanente que deben recibir en su vida profesional y espiritual los educadores, los seminaristas, las religiosas y los sacerdotes – «es un desafío grande para la Iglesia y ya tenemos todas las indicaciones muy claras de la Santa Sede».
«Necesitamos decisiones, no podemos seguir adelante así. En la pastoral juvenil y familiar necesitamos una teología de protección, una teología que haga frente los abusos, porque tenemos la obligación de hacer algo a fin que los niños, las niñas y adolescentes estén seguros en este mundo», concluyó.