Esta mañana, Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la Celebración Eucarística en el Hospital Hipólito Unanue y recorrió sus pasillos para orar por todos los pacientes de Covid-19 y por el personal de salud: «la Iglesia de Lima quiere decirles que no están solos, que nunca lo han estado. Que el Señor vaya sanando, liberando, confirmando el don de la vida, y que su Palabra nos ayude a ser mejores» – dijo durante su homilía.
Monseñor Elías explicó que la presencia de la Iglesia en los hospitales se expresa a través de las acciones de acompañamiento de sus capellanes, en el caso del Hospital Hipólito Unanue, mediante el padre Ever Herrera Tapia, capellán desde hace más de 10 años.
El Señor está presente en medio de nuestro sufrimiento
Comentando el Evangelio de Juan (Jn 16, 20-23a), Guillermo Elías recordó que Cristo se entregó por nosotros para enseñar a sus discípulos y al mundo que, «aunque sientan una profunda angustia en su ausencia, el Señor está presente en medio de nuestro sufrimiento, en medio de nuestra historia y realidad». Para ello Jesús recurre a la figura de la maternidad para explicar que, al momento del alumbramiento produce, en un inicio, dolor, miedo y angustia, pero el fruto de ese parto y el encuentro con el niño en sus brazos «hará que la madre olvide ese inmenso dolor que pudo haber experimentado. El dolor no se olvidará, pero se disipará» – acotó.
Cuánto valoramos la vida ahora que la enfermedad aparece, cuánto valoramos a una persona cuando ya no está con nosotros, todo esto es parte de un proceso de aprendizaje
«Nos estamos dando cuenta del valor profundo de la vida, de lo que un país no invirtió en salud, por ejemplo – prosiguió – si hubiéramos previsto esta situación, nuestros hospitales estarían equipados de una manera mejor».
Entender con hondura el valor de la vida, la familia y la salud
La pandemia también enseña que nuestras condiciones de vida necesitan un cambio y que el mundo no volverá a ser el mismo: «ante esto podemos entrar en desesperación, en frustración, entristecernos o angustiarnos, y en medio de ello, también podemos intentar ver más allá para recordar que Dios no nos abandonará nunca” – resaltó el Obispo Auxiliar de Lima.
Quizá esto nos ayude a entender la hondura del valor de la vida, del valor de la familia, del valor de la salud, del valor de la fe. Por eso necesitamos reconocer y fortalecer nuestra confianza en Dios, recordar que la Iglesia es cercana y fraterna
«Pidamos al Señor que aumente la esperanza porque, así como esta mujer sufre antes de dar a luz, Dios nos dará la fuerza necesaria para que luego podamos celebrar la vida, alegrarnos en la vida», expresó.