En la Solemnidad de Santa Rosa de Lima, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a que, inspirados en las actitudes humanas y cristianas de nuestra santa patrona, vivamos profundamente la fe que nos dejó y nos situemos en la realidad para servir a los que más sufren.
Diferentes autoridades de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, colegio de enfermeras, ministros de estado y hermanas de la Tercera Orden Dominica, acudieron a la Basílica Catedral de Lima para celebrar la Solemnidad de Santa Rosa de Lima, patrona del Perú, de América, de las Indias y de Filipinas.
En su homilía, el arzobispo Carlos Castillo recordó que, desde muy pequeña, Rosa captó que Jesucristo está presente en los que sufren. «Esta experiencia la vivió en Quives durante siete años, cuando vio de cerca el padecimiento de los indios y negros conducidos con cadenas a trabajar en la mina», explicó.
Isabel Flores de Oliva siempre estuvo atenta a los problemas de la ciudad y aprendió a reconocer el rostro de Dios escondido en la historia, especialmente, en los más pobres. Por eso, el obispo de Lima afirmó que tenemos la misión de actualizar el mensaje universal de salvación que Santa Rosa quiso vivir en las situaciones concretas.
Rosa nos ha enseñado un cristianismo no de normas, ni obligaciones o miedos, sino una experiencia de Dios y de autenticidad humana que reconoce la pequeñez del ser humano.
O Dios o el dinero: la opción fundamental de Rosa
“Son tan numerosas las opiniones de los hombres y sus locas fantasías, los extravían”, dice el libro del Eclesiástico (3, 17-24) en la Liturgia de hoy. En ese sentido, Rosa fue una mujer lúcida que supo apartarse de la frivolidad del mundo limeño, abundante en riqueza, pero pobre en dignidad y respeto a los pueblos indígenas, muchos de ellos esclavizados y expropiados de sus tierras.
Ella no se dejó seducir, como dice el texto del Eclesiástico, por las «locas fantasías» que «extravían» al ser humano. Este también es un llamado a recapacitar ante la tentación de la frivolidad y el egoísmo, así lo señaló el Prelado:
«A los doce años se dejó llevar por la inspiración de Dios para optar por una opción fundamental: o Dios o el dinero. Esto es muy importante para nosotros en este momento porque las locas ilusiones son, sobre todo, por ambición y por dinero mafioso. Tenemos que superar eso, ganarnos honradamente el dinero y, a partir de ahí, servir a quien más sufre. Todo lo que tenemos es un don de Dios que debe ser compartido», reflexionó.
Rosa de Lima opta por el «oro de la virtud», es decir, del amor, de la dicha, la paciencia, el servicio, y la ayuda a los demás.
En otro momento, Monseñor Castillo precisó que Rosa nos ha dejado un legado extraordinario de compromiso sencillo partiendo de una cosa elemental: acoger el amor de Dios y obedecer su voluntad.
Rosa de Lima en el testimonio de nuestras enfermeras y policía nacional
El arzobispo de Lima destacó la entrega heroica de las enfermeras, de forma especial, durante la Pandemia, tal como lo hizo en su momento nuestra Santa Rosa: “Muchas de ustedes dijeron: No importa morir, lo que importa es ayudar. Ésa es mi tarea, mi vocación”, expresó dirigiéndose a las enfermeras.
El Monseñor también agradeció el servicio de los buenos policías que han servido a nuestra Patria por el bien común: «Necesitamos fortalecer nuestra policía en su espíritu de servicio, y desarrollar entre los jóvenes vocaciones para cuidar el país y a nuestro pueblo», refirió.
Rosa siguió hondamente la vocación del amor de Dios. Como consecuencia de ese amor, murió contagiada de una de las enfermedades con las que iban a verla sus enfermos, a quienes atendía con tanto esmero.
El Primado del Perú reiteró que el testimonio de Santa Rosa nos debe interpelar a repensar el modo en que vivimos en la sociedad: «El Perú es la nación formada por todas las provincias, sin distinción. El Perú no es propiedad de nadie, ni es propiedad de ningún otro país, sino que está conformado por toda la diversidad de lo que somos. Y juntos podemos lograr que se cumpla el sueño de Rosa de Lima: hacer del Perú una partecita del cielo», acotó.