Durante la Misa Crismal celebrada el último martes 30 de marzo en la Catedral de Lima, y a propósito de la difícil situación coyuntural y política que vive nuestro país, Monseñor Carlos Castillo recordó el llamado de los obispos de los Estados Unidos a la responsabilidad política (leer documento completo):
«58. La Iglesia está involucrada en el proceso político, pero no es partidaria de ningún partido. La Iglesia no puede abogar por un candidato o partido político sobre los demás. Nuestra causa es la defensa de la vida y dignidad humana, y la protección de los débiles y vulnerables.
59. La Iglesia participa en el proceso político, pero no debería ser utilizada por él. Damos la bienvenida al diálogo con líderes políticos y candidatos; buscamos encontrar y persuadir a quienes ejercen cargos públicos. Los eventos político-sociales y las oportunidades de fotografiarse no pueden sustituir a un diálogo serio».
Sobre el tema, el Arzobispo de Lima citó también las palabras del Cardenal Pietro Parolín, Secretario de Estado de la Santa Sede:
“Creo que al usar los símbolos religiosos para manifestaciones de parte como son los partidos se corre el riesgo de abusar de estos símbolos. Por nuestra parte no podemos permanecer indiferentes ante esta realidad” (5/19)
“Creo que la política partidaria divide, en cambio Dios es de todos. Invocar a Dios en favor de sí mismos es siempre muy peligroso. (5/19)»
Al respecto, Carlos Castillo, Primado del Perú, invocó a que, pensando en el bien común de nuestro país, se compartan estas orientaciones en las comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis.
Finalmente, el prelado hizo un llamado importante: «no mezclemos las cosas y garanticemos la limpieza y claridad del Evangelio enseñado con la profundidad con que nos ha dicho Jesús, para formar las conciencias, y de ahí, cada uno decida en libertad».
En la homilía de la Misa Crismal, el Arzobispo recordó que los sacerdotes y obispos «no hemos sido ungidos para ser un grupo separado, sino para ser una nación santa. El gran proyecto de Dios es que todo el pueblo sea un Pueblo de Reyes, un Pueblo Sacerdotal y un Pueblo Profético, y para ello, se necesitan servidores. Nosotros somos consagrados para que podamos constituir a nuestro pueblo», añadió.