En el día de la Solemnidad de Cristo Rey, Monseñor Carlos Castillo presidió la Celebración Eucarística desde el Coliseo del Colegio Inmaculada Concepción, en Santiago de Surco, donde más de 500 jóvenes de las diócesis hermanas de todo el Perú se congregaron para participar de la clausura de la Jornada Nacional de la Juventud: «Jesús es Rey porque sirve, y sirviendo es como se llena de esperanza al mundo. Ser rey, por tanto, no es ponerse encima de la gente y despreciarla porque no son como nosotros. Ser rey es servir y acompañar a la gente sencilla, en especial a los jóvenes que tienen múltiples esperanzas, dificultades, necesidades de encontrar el sentido de las cosas», expresó el prelado durante su homilía. (leer transcripción)
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El evento que también reunió a miles de jóvenes conectados de manera virtual, contó con la presencia del Sr. Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Nicola Girasoli; el Presidente de la Comisión Episcopal para los Jóvenes y Laicos de la Conferencia Episcopal del Perú, Monseñor Alfredo Vizcarra; el Obispo de la diócesis de Carabayllo, Monseñor Lino Panizza, y el Obispo de la diócesis de Chulucanas, Monseñor Cristóbal Bernardo Mejía.
Al inicio de su homilía, el Arzobispo de Lima aseguró que la Fiesta de Cristo Rey es una oportunidad para reflexionar y ahondar sobre el significado en las palabras de Jesús: «El Reino de Dios está cerca».
Estas palabras se dan en medio de un contexto histórico importante en la historia de Israel, así lo explicó Monseñor Castillo: «Todo lo que se había aprendido de la fe de Israel se vino abajo: Se había destruido el templo de Jerusalén, los judíos habían ido a andar por el mundo, los cristianos sufrieron la persecución, fueron expulsados de la sinagoga y se quedaron a la intemperie. Una crisis histórica golpeó a la Iglesia, y la Iglesia se encontró ante el mundo lleno de dificultades, lleno de tinieblas y tuvo que redescubrir la luz».
Y para redescubrir la luz, el Señor viene a decirnos que su Reino no es de este mundo y está muy cerca. Se trata de una invitación a asumir la realeza como servicio: «Muchas veces pensamos que cuando Jesús dice: ‘Mi Reino no es de este mundo’, creemos que está diciendo que su Reino es estratosférico, metafísico, que está lejos o que es solamente espiritual; sin pensar que Jesús se ha encarnado y ha puesto su morada entre nosotros, en nuestra historia. Y la ha puesto en la carne, en lo más débil de la carne. Por lo tanto, Jesús como servidor, gobierna el mundo desde lo escondido y hace que, escondiéndonos con los escondidos del mundo, podamos aprender a dirigir y orientar la historia», señaló el Arzobispo Carlos Castillo.
Ser testigo de la Verdad no significa que vamos a enfrenarnos al mundo con armas para atacarlo porque no es católico. Ser rey, por tanto, no es ponerse encima de la gente y despreciarla porque no son como nosotros. Ser rey es servir y acompañar a la gente sencilla, en especial a los jóvenes que tienen múltiples esperanzas, dificultades, necesidades de encontrar el sentido de las cosas.
En otro momento, el Primado del Perú afirmó que cuando somos bautizados del agua y del Espíritu, somos re-engendrados, no solamente nacidos: «Nosotros somos engendrados del mismo amor con el que fue depositada la semilla sembrada en María, para responder a las situaciones difíciles, trágicas y de peregrinación».
La Iglesia, por lo tanto, debe iluminar y reinar desde el corazón de la compañía de la gente, y no para imponerle nada.
Monseñor Castillo recalcó que Jesús es Rey porque sirve, y sirviendo es como se llena de esperanza al mundo, porque lo acompañan, lo comprenden y le indican un camino. A esto nos llama hoy el Señor: a ser testigos para acompañar y hacer madurar al mundo, no para imponer ni limitar a la gente.
Monseñor Vizcarra: «Construyamos un Reino de justicia y fraternidad».
Por su parte, Monseñor Alfredo Vizcarra explicó que en este Bicentenario de nuestra independencia, la Pandemia ha puesto en evidencia que la libertad proclamada hace 200 años, sigue siendo tarea para nosotros, porque «las desigualdades e inequidades manifiestas durante este tiempo tan duro, son un obstáculo y un recorte a las libertades de mucha gente en nuestro país».
Y dirigíendose a los jóvenes representantes de la Pastoral Juvenil de todo el Perú, el Obispo del Vicariato de Jaén hizo un llamado a seguir a Jesús en la misión recibida del Padre para construir un Reino de justicia y fraternidad: «Lo que nos pone de pie es la mirada compasiva de Dios Padre que nos mira a todos como a sus hijos y a sus hijas, y que nos hace salir de toda división, de todo rencor, odio, venganza, para con Él, ir haciendo realidad la civilización del amor», acotó.
Monseñor Girasoli: «Los jóvenes son profetas y protagonistas del Bicentenario».
Finalmente, en representación del Santo Padre, Monseñor Nicola Girasoli agradeció a los miles de jóvenes que participaron durante los tres días de la Jornada Nacional de la Juventud: «Ustedes no son solamente los profetas del Bicentenario, ustedes también son los protagonistas del Bicentenario, porque con su juventud nos animan a mirar hacia adelante con esperanza y con entrega al Señor», acotó.
Nuestro queridísimo Papa Francisco los anima a ser profetas, protagonistas en la Iglesia, en el mundo de hoy, profetas de la esperanza, profetas que llevan a anunciar la verdad y transmitir con valentía la alegría del Evangelio en cada uno de sus ambientes, dando testimonio de amistad auténtica y de fraternidad universal, teniendo en cuenta, especialmente a las personas más necesitadas y olvidadas de la sociedad.
Antes de concluir, se anunció que la próxima edición de la Jornada Nacional de la Juventud 2024 se celebrará en la diócesis de Chulucanas.