La experiencia religiosa del servicio y el reconocimiento al otro – Arzobispo de Lima

Jesús nos propone practicar y vivir «la experiencia religiosa verdadera del servicio» que consiste en el «reconocimiento al valor del otro» y la práctica de la justicia – comentó Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú a propósito de la Jornada Mundial de los Pobres que se viene celebrando en todo el mundo como un signo de «testimonio en una situación adversa».

Retomando el camino de la Pastoral Universitaria de Lima

Mons. Castillo comenzó recordando la histórica Confirmación Universitaria a más de 200 jóvenes estudiantes que tuvo lugar en la Catedral de Lima: «El Sacramento de la Confirmación representa la madurez cristiana donde la persona se hace responsable de su fe y anuncia el Evangelio con su vida» – resaltó.

«Todo comenzó hace 22 años – prosiguió – cuando el Cardenal Augusto Vargas Alzamora instituyó la Pastoral Universitaria de Lima (PUL). Me la encargó a mi hace años, entonces fuimos creando grupos de estudiantes que venían de parroquias, eran profesionales o estudiosos, y decidimos hacer una elevación del sistema de Confirmación de las parroquias a las universidades».

Jornada Mundial de los Pobres: un signo de compromiso de la Iglesia

El Obispo de Lima también hizo mención de la Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará este domingo 17 de noviembre en la Plaza Italia – «si bien no es la solución al problema de la pobreza, es un signo de compromiso de la Iglesia y de todos los que consideramos nuestra solidaridad humana con la gente que más sufre, especialmente la gente de la calle», explicó.

Tenemos que hacer de nuestra Iglesia una Iglesia mucho más hospitalaria. Eso es un poco lo que se hará en la Jornada Mundial de los Pobres, dar testimonio en una situación adversa como un signo. Los signos no solucionan las cosas pero se colocan como banderas que guían como estrellas, como paradigmas que orientan hacia una manera de vivir.

«Desde las 10:00 am. habrá una serie de servicios gratuitos, atención psicológica, legal, y muchas otras actividades en beneficio de las personas más necesitadas de nuestra ciudad. Para ello se espera el apoyo de más de 600 voluntarios con diversas atenciones, así como el apoyo de distintas instituciones que quieren colaborar para que el problema de la pobreza se evidencie ante la sociedad y todos tengamos actitudes solidarias», añadió.

Una religión que valora a la persona humana

Y refiriéndose al Evangelio de Lucas (21,5-19) de este Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, Mons. Castillo comentó que cuando Jesús dice que «no quedará piedra sobre piedra» hace mención a un templo que fue construido «sobre la base de una apariencia», y apuntó: «toda idea de religión constituida sobre la base del desprecio y el uso de las personas para que hagan ofrendas, holocaustos y sacrificios, y finalmente una élite viva y la gente se muera de hambre, es una religión contraria a la fe, produce muerte».

Jesús nos propone practicar y vivir «la experiencia religiosa verdadera del servicio» que consiste en el «reconocimiento al valor del otro» y la práctica de la justicia. A pesar de la importancia del significado del templo en la tradición judía, para Jesús el templo es el «templo de su cuerpo, del servicio, por eso, cuando muere Jesús en la cruz se rompe el velo del templo, porque ya no hay una religión que concentra todo en el templo. A Dios se le adora en la persona humana».

En otro momento, el Arzobispo de Lima hizo mención de las tres actitudes fundamentales que tuvo Jesús cuando lo persiguieron:

«Discernir las cosas, una actitud de reflexión para no dejarse engañar, una actitud de lucidez sobre las cosas; Dar testimonio y enfrentarse a todo con el mismo amor de Dios, como lo hizo Él en esa situación adversa que vivió, transparentando a Dios con su vida; y Perseverar y persistir, no en el sentido de una actitud terca, sino la persistencia de la fe que confía permanentemente en el amor de Dios y que intenta constantemente renovar la esperanza».

La Iglesia toma el pulso de las cosas para hallar su sentido

Por último, Mons. Castillo reflexionó sobre la crisis social y política que se viven en varios países de nuestra región: «Cuando aparecen situaciones difíciles se corre el riesgo de paralizarse o alocarse. Estamos viviendo en América Latina ahora eso: una pasividad total, perpleja, o una dinámica de fuga».

«En eso siempre la Iglesia, siguiendo el camino de Jesús, es que ni se paraliza ni se apura, sino toma el pulso de las cosas en su sentido, y eso demora, eso no es tan fácil» – indicó – «La Iglesia siempre se ha colocado evangélicamente para ayudar al ser humano a hacerle ver que las cosas ocurren, pero las cosas tienen un sentido. Por eso, siempre hay que salir a descubrir cómo está actuando Dios en la historia, sumergirse en el misterio para desentrañarlo con la mayor apertura y la mayor disponibilidad», concluyó.