El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Carlos Castillo, compartió para Vatican News las propuestas y líneas pastorales que emergieron en la reciente Asamblea Sinodal de la Arquidiócesis de Lima.
Renato Martínez (Ciudad del Vaticano)
“Levantarse significa constituirse en sujeto digno, hijo de Dios, que reconoce la dignidad personal y la del otro, y aprende a respetar y aprende a madurar”, lo dijo Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado de la Iglesia en el Perú explicando el lema de la Asamblea Sinodal que la Arquidiócesis de Lima, Perú, realizó al inicio de este nuevo año.
La Asamblea, un proceso de escucha
El Arzobispo de Lima comentando la finalidad de esta Asamblea Sinodal señaló que, desde que inició su ministerio episcopal, en marzo del año pasado, tenía la intención de poder escuchar a la gente, es por ello les dejó tres preguntas: “¿En qué podemos mejorar desde el fondo de mi corazón? ¿Qué nuevas periferias atender? ¿Qué nuevas formas de Iglesia poder crear o recrear?”. A estas preguntas los fieles de la Arquidiócesis de Lima respondieron con mucho dinamismo, “tuvimos casi 4000 respuestas, entonces – afirmó Monseñor Castillo – me pareció que lo mejor sería que se debatieran algunos puntos y se hizo una agenda y se envió también una especie de repreguntas a todas las parroquias para que hayan asambleas parroquiales y hayan también consejos parroquiales ampliados”.
Un camino en sintonía con el Papa
Con la intención de escuchar a la gente y poder escuchar sus propuestas se convocó a esta Asamblea Sinodal, un espacio para debatir las diferentes sugerencias y propuestas de los católicos limeños. “Es verdad que en el pasado ha habido sínodos – precisó el Arzobispo de Lima – puedo señalar dos: el 19 y el 20; pero los dos no terminaron en Asamblea, se terminó con una Carta Pastoral, pero no en Asamblea”. Por ello, agregó, me pareció que antes de hacer mi Carta Pastoral para el próximo futuro era mejor primero escuchar nuevamente y sintetizar, sobre todo porque estamos recorriendo una especie de nuevo momento, de una nueva época; en especial sintonía con el Papa Francisco y nos interesaba mucho ver cómo la gente ha recibido y sentido el mensaje del Santo Padre en su Visita Apostólica al Perú, un mensaje que ha sido muy importante para abrir los corazones, ya que el Papa nos dejó un excelente mensaje para la esperanza y para la construcción de la Iglesia en la ciudad de Lima y en el Perú.
Nuestra tarea, responder al clamor de la gente
En la Asamblea Sinodal que se desarrolló del 6 al 8 de enero, participaron 750 personas, cuatro delegados de cada parroquia, dos adultos y dos jóvenes, más el sacerdote o los sacerdotes de las 127 parroquias, de tal modo que fueron alrededor 800 personas entre delegados, colaboradores y seminaristas. La Asamblea, señaló Monseñor Castillo, “ha sido una fiesta, una cosa preciosa, muchos de los jóvenes decían ‘hemos podido expresarnos’ y eso va a abrirnos puertas porque más o menos nuestra tarea tiene que responder al clamor de la gente. No se puede dejar de tener en cuenta lo que la gente siente y en ese sentido – precisó el Prelado – me pareció que fue bueno hacer esta Asamblea donde todos se sentían representantes elegidos por el pueblo de Dios en todas las diócesis”.
Iglesia de Lima ¡levántate!
Asimismo, Monseñor Carlos Castillo dijo que, el lema de la Asamblea Sinodal se inspiró en su lema episcopal: “Iglesia de Lima, te digo ¡Levántate!”. A pesar que, nuestro pueblo es sumamente religioso y que la posición de la persona creyente es normalmente estar de rodillas acogiendo el misterio del Señor con fe, con hondura, con una oración muy profunda; sin embargo, “también es cierto que, muchas cosas pasan en nuestro país que dan impresión de que nuestra oración no tuviera eficacia”. El Arzobispo de Lima señaló que, “el Perú es uno de los países en los cuales hay más feminicidios en el mundo, hay una situación de corrupción impresionante, somos el país más corrupto de América Latina, tenemos una situación de delincuencia y de violencia muy grave, el narcotráfico también está presente, y así hay cientos de cosas muy graves y da la impresión de que nuestra fe tuviera algo de profundo y simultáneamente de individual, casi todos todavía tenemos la mentalidad de que lo único que hay que salvar es el alma, y entonces en realidad lo que hay que salvar es el alma y el cuerpo de las personas”.
El Evangelio de la alegría, la alegría de evangelizar
En coherencia con lo que ya las conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida han afirmado, sobre la coherencia entre la fe y la vida, el Arzobispo de Lima dijo que, este aprendizaje de ser coherente es necesario que sea hecho como Iglesia y eso implica necesariamente evangelizar, anunciar el Evangelio. “Por ello, mucho de la costumbre religiosa antigua, profunda, bonita necesita ser profundizado a través de una especie de nueva evangelización como se ha planteado en la Iglesia y que el Papa Francisco lanza justamente como el Evangelio de la alegría, la alegría de evangelizar”. A pesar de que en el Perú existen diferentes experiencias de solidaridad humana, aún sigue siendo ‘un pueblo muy adolescente’, “necesitamos levantarnos en el sentido de tomar conciencia de las cosas, vivir con dignidad y reconocer la dignidad del otro, y en eso la Iglesia tiene un papel indispensable sino evangeliza, porque si evangeliza estos problemas se pueden resolver”.
Levantarse, es actuar, salir hacia los demás
Levantarse, explicó Monseñor Castillo, también significa “constituirse en sujeto digno, hijo de Dios, que reconoce la dignidad personal y la del otro, y aprende a respetar y aprende a madurar”. Esta actitud de levantarse, agregó, es una imagen preciosa que el Señor realizó también con los jóvenes en diversas partes del Evangelio, incluso está en el Antiguo Testamento. Entonces, “este levantarse significa actuar, la fe sin obras es fe muerta, y para no vivir una fe muerta es necesario que se revive en el servicio a los demás”, por ello, es fundamental la dimensión Pastoral, es justamente necesario retomar la pastoral.
La escucha permanente, las cárceles y parroquias
Finalmente, el Arzobispo de Lima señaló algunas dimensiones Pastorales que han surgido de esta Asamblea. “En el sínodo han salido ideas como la de la Pastoral de la Escucha permanente en todas las parroquias, no solamente en las confesiones sino en el diálogo con la gente que viene a contar sus problemas. Debe haber una Pastoral Carcelaria entre la gente que está en la cárcel con tantos problemas. Debe haber una Pastoral Inter-parroquial de ayuda mutua, eso que llamamos partnership o el gemellaggio que dicen los italianos, es necesario que las parroquias pobres ayuden a las ricas y viceversa”.
Los jóvenes, las familias y el aporte de los laicos
Monseñor Carlos Castillo también afirmó que, es necesario retomar la Pastoral Juvenil, hay eventos juveniles, pero no hay pastoral juvenil. “Es necesario retomar las líneas pastorales de una Iglesia que ayude a que el conjunto del pueblo sea atendido y acogido y en eso la participación de los laicos es fundamental, la pastoral – afirmó el Arzobispo de Lima – no es solamente de los sacerdotes, es necesario compartir y organizar a través de un laicado maduro y consciente y además especializado en una diversidad problemas”. Asimismo, una Pastoral de la Familia es fundamental, en la familia hay crisis familiares, no se trata simplemente de instruir a la gente que la familia debe ser perfecta, pero también hay familias descompuestas con muchos problemas, como el Papa llama, ‘familias complejas’ y necesitamos atenderlas y acompañarlas y las familias mejor constituidas tienen que ser misioneras de las otras, tenemos que aprender a hacer la misión familiar. “Estas son varias de las dimensiones pastorales que hay que trabajar – finalizó Monseñor Castillo – ahora estoy haciendo una especie de ‘largo retiro’ de leer todas las conclusiones para poder hacer mi Carta Pastoral”.