Lavado de Pies: "El Señor vive en el corazón de los jóvenes"

Monseñor Carlos Castillo presidió la Celebración de la Cena del Señor e imitó el gesto del Señor de lavar los pies a sus discípulos. Este año, el grupo representativo estuvo conformado por nuestros jóvenes de la Pastoral Juvenil: «El Señor se ha querido poner en el corazón de los jóvenes, de los servidores(…) Los jóvenes de todo el mundo están queriendo algo realmente nuevo, y eso nuevo el Señor lo viene a traer», expresó el prelado en su homilía.

Homilía de Monseñor Castillo (Leer transcripción)

La Basílica Catedral de Lima se llenó de la alegría y el espíritu de los jóvenes, elegidos para participar en el Lavado de los Pies. Comentando el Evangelio de Juan (13, 1-15), el Arzobispo de Lima explicó que el Señor nos invita a todos a ser servidores por medio de la institución de la Eucaristía y el Lavado de Pies, dos gestos diferentes pero que esconden el mismo significado:

«Hoy día, como cada año, cuando celebramos este rito de la Última Cena, celebramos también el recuerdo de la consagración del Cuerpo y Sangre del Señor mediante las formas del pan y del vino, pero introducimos esta pequeña ceremonia del Lavado de los Pies, que significa el punto de partida concreto de lo que es la Eucaristía: compartir el pan y servir con el mismo camino de sencillez gratuita y generosa de tantos servidores, de tantos inocentes, de tanta gente que sufre y que sostiene el mundo con su trabajo, pero que no es compensada por el egoísmo humano», reflexionó el Obispo de Lima.

Es posible cambiar el mundo en favor de toda la humanidad.

En otro momento, Monseñor Carlos aseguró que estamos al borde de un cambio completo de época, y son los jóvenes quienes van a heredar este mundo marcado por la desgracia y la ambición del poder: «Tenemos que transmitir el sentido que la Iglesia tuvo desde su origen para salvar al mundo: el servicio», reafirmó el Primado de la Iglesia Peruana. «Si nosotros tenemos la desgracia de no poderles entregar un mundo mejor, por lo menos les entregamos lo que luchamos como creyentes, como testigos del Evangelio en este mundo, para que ustedes mantengan la esperanza y la expectativa de que hoy es posible cambiar el mundo en favor de toda la humanidad, en especial, de los más necesitados», precisó.

El Señor ha venido a lavarnos para que nosotros aprendamos a lavar a los demás. Él nos ha querido enseñar que los primeros están para servir a los últimos.

El Arzobispo de Lima afirmó que, para comprender a Dios, únicamente necesitamos comprender el misterio de su amor gratuito y generador de vida: «Dios decidió crearnos a nosotros, al mundo, y decidió anonadarse para que existiéramos. Por eso decimos que hemos sido creados de la nada, porque Dios se anonada como la madre cuando tiene que parir al hijo, y cuando tiene que llevarlo en su seno; se anonada para que el otro sea. La lógica de la vida es el servicio, anidar al otro para que sea», subrayó.

El amor verdadero es el amor que deja existir, promueve, retira sus propios intereses y renuncia a sus propios poderes.

El grito solidario de un pueblo que clama justicia.

Antes de finalizar, Monseñor Castillo se pronunció sobre las manifestaciones en todo el país para pedir justicia por el caso de una menor de 3 años, víctima de secuestro y abuso en la ciudad de Chiclayo: «Los gritos que escuchamos en las calles, son gritos de solidaridad y de exigencia, de clamor y de justicia en favor de una pequeña niña. Estas cosas terribles y monstruosas que ocurren en nuestro país necesitan ser radicalmente corregidas».