Esta semana fuimos testigos de las acciones de organización y solidaridad en tres parroquias de nuestra Arquidiócesis, quienes bajo el lema: «Lima, levántate ¡Estamos contigo», vienen entregándose generosamente al servicio de los más necesitados por la pandemia en nuestro país.
Parroquia San Antonio de Padua: Vivir el Evangelio en el hermano
En el distrito de Jesús María, la Parroquia San Antonio de Padua, en coordinación con la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, vienen ejecutando varias acciones de ayuda humanitaria que han beneficiado a 110 familias que residen en el solar ‘El Rancho’: «quienes viven ahí son personas de extrema pobreza. Antes de este tiempo de pandemia, ellos ya contaban con un programa social llamado «Domingo de la Caridad» en donde cada primer domingo se hacen invitaciones a los fieles para la ayuda solidaria, entregando víveres o donaciones voluntarias», comenta Maritza Guerra, responsable del programa social de la parroquia.
Para garantizar que todas las reparticiones no concentren aglomeraciones, la Parroquia San Antonio de Padua cuenta con padrones de las familias más afectadas en el distrito, y cada vez que se hace una entrega se llama a un representante por familia.
Nosotros vivimos el Evangelio en el hermano, en el servicio y el acercamiento, en el compartir con el hermano sufriente. En todo momento estamos con ellos, sin hacer distinción de clases ni credos.
«La Iglesia es muy humana y generosa con el prójimo – agrega Maritza Guerra – la Iglesia es la mano que alcanza al hermano necesitado en cualquier situación que se encuentra, es la mano más próxima y organizada para llegar al hermano necesitado»
Parroquia Santa Rosa de Lima: Centro de Atención de Urgencias
Durante 21 años, la Parroquia Santa Rosa de Lima del distrito de Lince, cuenta con un centro de atención de salud «que funcionaba todos los domingos para tomar la presión, medir la glucosa y revisar otros casos menores con el apoyo de jóvenes estudiantes de medicina y voluntarios», así lo comenta el padre Victor Solís Alfageme, también Vicario Episcopal de la Comisión de Evangelización y Catequesis.
A partir de la expansión del nuevo coronavirus en la ciudad, la parroquia decidió adecuar sus instalaciones para poner a disposición del público un Centro de Atención de Urgencias (UCE): «comenzamos a elaborar un plan para atender a las personas que no son diagnosticadas con Covid-19 pero padecen otras patologías crónicas, diabetes, hipertensión, cardiópatas. El propósito es atender a buena parte de la población de adulto mayor que habita en Lince y aledaños», expresa Eduardo Albarracín, coordinador general en la parroquia.
«Actualmente contamos con un equipo de 30 voluntarios compuesto por 13 médicos, enfermeras, estudiantes de medicinas y una obstetra – añade Albarracín – al comienzo no teníamos los suficientes implementos, pero gracias a las donaciones que fueron llegando ahora contamos con camillas, equipos de protección personal, mandilones blancos y celestes, termómetros, guantes, mascarillas N95, y otros instrumentos que nos permiten establecer un triaje bien estricto».
En el dolor, en la persona enferma y herida, ahí vemos a Cristo, en las personas que llegan porque no tienen dónde atenderse, en el hijo que trae a su mamá enferma.
El Padre Victor Solís también resaltó que la asistencia de salud se brinda a personas del barrio como a vecinos de otros distritos: «llegan personas de La Punta, Salamanca, San Martín de Porres, Chorrillos, San Miguel y Surco. El apoyo es totalmente gratuito» – subrayó.
Parroquia Nuestra Señora del Carmen: Comité de Acción Social
Finalmente, en el distrito de Miraflores, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen ha sumado esfuerzos para reorientar su Comité de Acción Social (antes de la pandemia dedicado a la recolección de ropa para gente necesitada) para distribuir alimentos y donativos con la gente más pobre.
«En este tiempo de cuarentena hemos recibido las donaciones de personas cercanas a la parroquia para distribuirla en zonas donde la ayuda no llega, en los cerros de Villa María del Triunfo, José Gálvez y Pucusana», cuenta el párroco Hendrik Laguna Vargas.
Para mantener una mejor organización, el padre Laguna indica que el Consejo Parroquial es el encargado de la división y repartición de los víveres. El párroco se encarga del control y la confirmación de que la distribución de la ayuda se cumpla.
«La Iglesia se hace presente a través de estos gestos de ayuda, pero también a través de una presencia espiritual, escuchando las homilías de nuestro Arzobispo de Lima que nos inspira a involucrarnos y reflexionar sobre los nuevos signos de los tiempos que vivimos»– añadió.