Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, presidió la Celebración Eucarística de este Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, en especial intención por la Nación, por los 135 años de la inmolación de Daniel Alcides Carrión, y por el Día de la Medicina Peruana. Durante la Misa Televisada, el Presidente de la República, Martín Vizcarra, participó de manera remota desde Palacio de Gobierno junto a la Primera Dama de la Nación, Maribel Díaz Cabello.
«Esta mañana venimos a orar por la Nación, porque la Nación está formada por todo aquel que da su vida, y por eso, queremos recordar a nuestros médicos, enfermeros y todo el personal de salud que sirve en medio de la Pandemia, por todos los que han hecho esfuerzos significativos, desgañitándose diariamente por ayudar en estos meses. Oramos también por nuestro pueblo, que diariamente tiene necesidad, camina por las calles y trata de vivir según la voluntad de Dios, que es tener dignidad, pero también tener salud», comentó el Arzobispo.
Al inicio de la Celebración Eucarística se dio lectura a la Carta del Papa Francisco dirigida a Monseñor Castillo con ocasión del mes morado (leer aquí). Durante la homilía, el Arzobispo compartió algunas citas de la reciente encíclica social del Santo Padre: ‘Tutti Fratelli’ (Todos Hermanos): «para darle una perspectiva nueva a este mundo, el Papa Francisco ha firmado su tercera encíclica, recordando las palabras de San Francisco, que nos decía que todos somos hermanos. En este mundo actual, donde muchos problemas suceden gravemente porque todavía no somos hermanos, el Papa nos recuerda la profunda necesidad de encontrarnos con el otro», expresó.
Refiriéndose al Evangelio de Mateo (21, 33-43), Monseñor Castillo explicó que la Parábola de los viñadores es retomada por Jesús como una referencia histórica a la nación israelita, para resaltar que existían algunas personas, en ese pueblo, que eran la causante de que ‘la viña’ no haya dado frutos: «la razón de la infecundidad de la viña viene de personas ambiciosas que solo se buscan a sí mismas. Esta imagen es la imagen del mundo, y también es de nuestra Patria, de nuestra Nación. Todavía tenemos demasiados ‘viñadores’ que creen que, apropiándose de las cosas, van a poder a solucionar los problemas con la famosa lógica del sistema», agregó.
El principio sobre el cual, se erige el Reino de Dios, es el pueblo que produce frutos, no los ambiciosos dirigentes, organizadores del mal, agentes de la corrupción, organizaciones ilícitas para delinquir, no son ellos los que producen frutos, sino que es el mismo pueblo sencillo, que en el corazón de sus vidas, ha ido dándonos a todos aquellos que dieron su vida para que haya un país y un mundo mejor.
Considerar al prójimo como nuestros hermanos y hermanas.
En otro momento, el Primado del Perú reflexionó algunas meditaciones que nos deja el Papa Francisco en su nueva encíclica:
Dice también el Santo Padre:
Imitar a todos los que practican la solidaridad.
«Dirigiéndose a nuestro pueblo y a todos los pueblos, el Papa invita a que imitemos a todos los que practican la solidaridad: los pobres, los indefensos, los médicos, las enfermeras que han dado su vida», explicó Monseñor Castillo citando la siguiente frase:
«Hermanos y hermanas, estas palabras pequeñas, iniciales, nos deben animar a todos a leer hondamente esta Encíclica, porque allí están los principios de una esperanza para la humanidad, para nuestro país, para nuestra nación, para nuestra querida Patria, para la cual estamos necesitados de dirigentes que entreguen su vida y no su arrogancia», acotó Monseñor Castillo.
«El Papa Francisco, nos dice en uno de los párrafos más fuertes de su Encíclica, que tenemos que hacer la amistad social y el diálogo social, y para eso, tenemos que persistir una y otra vez en entendernos, apreciarnos, reconocernos y ayudarnos. Dejemos trabajar al Espíritu que nos transforma», precisó el Arzobispo.