En la Misa por la Nación celebrada en el Santuario de Las Nazarenas y tras conocerse su nombramiento como Cardenal de la Santa Iglesia, Monseñor Carlos Castillo reflexionó sobre la importancia de la obediencia y fidelidad en este camino de renovación de la Iglesia.
Al frente de la imagen del Señor de los Milagros, el Primado del Perú afirmó que es necesario volver al fundamento de las cosas y a los principios del Evangelio para salir de esta compleja crisis humana que se vive en el mundo.
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El cardenal Castillo inició su alocución agradeciendo al Santo Padre por esta misión encomendada. Posterior a ello, hizo eco de las palabras de Francisco en el Ángelus de hoy, un llamado a los esposos a estar abiertos a la vida y al don de los hijos, que son una bendición y una fuente de alegría para el hogar y la sociedad. En su mensaje, el Papa recordó la importancia de resolver los conflictos conyugales antes de finalizar el día, como una forma de evitar la “guerra fría” en las relaciones.
Apoyado en la reflexión del Pontífice, Monseñor Carlos reiteró que, como Iglesia y sociedad, debemos volver a la fuente de nuestra humanidad para «ir profundizando y volviendo a la realidad, a los orígenes, que son los principios con los que Dios nos creó».
Que nuestra Nación vuelva a los principios elementales del ser peruano: la solidaridad, la justicia y el amor.
El Prelado expresó su deseo de que este nuevo camino para la Iglesia peruana nos permita trabajar en comunión con Roma y el pueblo peruano, pensando siempre en el bien del país. El obispo de Lima recordó que todos somos mirados por Dios con misericordia, «inclusive el más terrible y malandro del mundo está llamado a vivir como hijo de Dios y ser hermanos».
Finalmente, dirigiéndose a la imagen del Señor de los Milagros, añadió:
Tenemos que vivir con la fidelidad de Jesús, que fue fiel hasta el final y está clavado en la Cruz, «no por la fuerza de los clavos, sino por su infinita misericordia», como dijo el Papa Francisco. Siendo Hijo, estuvo dispuesto a la muerte para que todos estemos dispuestos también a dar la vida por los demás y servirlos.
La Eucaristía del domingo XXVII del Tiempo Ordinario contó con la presencia de distinguidas autoridades políticas y civiles, además del consejo directivo de la Hermandad del Señor de los Milagros y cientos de personas congregadas en el exterior del Santuario de Las Nazarenas.