En la Eucaristía de este domingo en Catedral de Lima ofrecida especialmente por nuestra Patria, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a la acción y a la construcción de una sociedad justa y compasiva, siguiendo el ejemplo de Jesús, verdadero Pastor que acompaña y alienta a sus ovejas: «Tenemos que ser una Iglesia unida, diversa, dialogante, que acompaña y permite que se suscite en la sociedad un verdadero sentido de justicia y de amor», manifestó en su homilía.
La reflexión de esta semana se inspira en el lema que ha acompañado a nuestra Iglesia de Lima en las diferentes acciones significativas por el Mes de la Patria: “¡Perú, te quiero unido!”. En ese sentido, Monseñor Castillo remarcó la importancia de mantener la unidad en la diversidad dentro de la Iglesia y la sociedad peruana. Y precisó: «No se trata de una uniformidad rígida, sino de la capacidad de acoger las diferencias y vivir en comunión, tal como lo enseñó Jesús a sus discípulos».
En alusión al Evangelio de Marcos (6,30-34), el arzobispo de Lima destacó las actitudes de escucha y compasión de Jesús con la gente, mostrándose como un verdadero Pastor que acompaña a sus ovejas. Por eso, el Prelado hizo hincapié en la importancia de promover un liderazgo responsable que permita la unidad y el fortalecimiento de la democracia.
Superar el egoísmo espiritual y construir comunidad
Mientras que los sacerdotes de aquella época despreciaban a la gente y utilizaban la religión como un medio de opresión y negocio, Jesús apreciaba, observaba y sentía como la gente. Por eso, Monseñor Castillo reiteró que la Iglesia tiene la misión de buscar un verdadero encuentro de conversación en la comunidad. No basta con reunirse para rezar, también es indispensable compartir experiencias, reflexionar juntos y superar el egoísmo espiritual que nos impiden fomentar una auténtica comunión entre todos los miembros de la Iglesia.
El Primado del Perú exhortó a que los dirigentes de nuestro país gobiernen pensando en las personas y no en sí mismos. Estos «pastores» – explicó – corren el riesgo de dispersar a sus ovejas y las usan para sus intereses, pero no las alientan ni las promueven. «Cuando nos distraemos mucho en la desesperación y en la rapidez, ya no vemos los problemas y creemos que todo es cuestión de cálculo. Y el cálculo no va a resolver nada, la comprensión sí», reflexionó.
El Señor quiere la salvación de todos como pueblo
En otro momento, el Monseñor Carlos sostuvo que, para resolver los problemas que nos acongojan como sociedad, necesitamos tener espacios para expresarnos y conversar. Para ello, debemos superar toda la represión y ausencia de diálogo que heredamos de la historia colonial y salir en misión como hacían los discípulos para reflexionar en comunidad. «No se trata de estar encerrados entre nosotros o ir dispersos sin conocer a nadie; se trata de levantar a la gente, animarla y ayudar a sanar sus heridas», insistió.
El obispo de Lima recordó que el Señor quiere la salvación de todos como pueblo y de hermanos los unos de los otros: «Pensar solo en la salvación de mi alma es individualismo espiritual, egoísmo espiritual», advirtió.
La Eucaristía de este domingo XVI del Tiempo Ordinario contó con la participación de la Comisión de la Vicaría Episcopal de la Pastoral Arquidiocesana, responsable de la organización de la Semana de Reflexión por el Perú y las acciones significativas por el mes de la Patria. La misa fue concelebrada por el Padre Juan Goicochea, vicario episcopal de la comisión.