Mons. Castillo: Reconocer al Dios Trinitario en nuestra diversidad peruana

En la Solemnidad de la Santísima Trinidad, Monseñor Carlos Castillo recordó que Dios es Uno y es comunidad. Por eso, todos estamos llamados a crecer en comunidad y superar el individualismo que nos impide compartir con los demás la maravilla de nuestra diversidad cultural.

En el marco del Día de las Lenguas Originarias en el Perú, el arzobispo de Lima acogió a los representantes de la comunidad shipibo-konibo de Cantagallo, quienes participaron en la Liturgia leyendo la carta de Pablo a los romanos en su lengua nativa y ofrecieron una corona amazónica como fruto del esfuerzo diario de los artesanos shipibos. Una representante de la comunidad de Huamanga también intervino leyendo en quechua la lectura del Deuteronomio.

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Monseñor Castillo inició su Homilía explicando que la Fiesta de la Santísima Trinidad nos recuerda que «Dios es Uno y múltiple a la vez», y que todos hemos sido creados a su imagen y para ser semejante a Él desde nuestras diversas lenguas y maneras de ser, cada uno en su particularidad y personalidad. «Somos una sola humanidad dentro de la diversidad», agregó.

Este es, precisamente, el sentido de vivir en la misma unidad del Dios que es comunidad. Sin embargo, a veces, olvidamos esa diversidad que envuelve el misterio de la Trinidad y, sobre todo, la diversidad de nuestra Creación. «El endiosamiento del ser humano, es decir, el individualismo, es enemigo de la humanidad», manifestó.

«Jesús ha mostrado que siempre perdona al ser humano, pero, a veces, vivimos indiferentes al Dios que llevamos dentro. Y, entonces, hacemos cosas terribles, como esas leyes contrarias a la vida de nuestros pueblos amazónicos, o no hacer leyes y dejar que las mafias y las delincuencias nos maten todos los días», advirtió el arzobispo.

La indiferencia y el individualismo no es cristiano porque no es divino. El ser humano ha sido creado a imagen de Dios y tenemos que aprender a desarrollar lo divino que hay en nosotros, que es la presencia del amor.

La Trinidad es una comunidad dinámica, no estática

Esta revelación llega a la humanidad por medio de Jesús – indicó Monseñor Castillo – enviado por el Padre como Hijo para que tomemos conciencia de que todos hemos sido creados para el Otro y nuestra estructura humana está hecha «hacia adelante», para los demás. «La Santísima Trinidad es una comunidad unida en donde el Padre, el Hijo y el Espíritu se aman, pero, también, es una comunidad dinámica», precisó.

El problema surge cuando pensamos que la unidad de la Trinidad es «estática», pero la Creación de Dios no se da afuera de sí, se fundamenta en el amor y se genera dentro de Él: «El Padre nos ha creado para siempre acompañarnos, llevarnos a la plenitud de Él y no abandonarnos. Toda la humanidad está envuelta en Dios», refirió el Prelado.

Y si Dios envía a su Hijo es para comunicarnos que todos marchamos hacia Él, y para eso nos envía al Espíritu que está metido en nosotros: «para inspirarnos, para caminar juntos y preguntarle al Espíritu que vive en nosotros qué debo hacer o cómo debo actuar».

Por todos los pueblos originarios del Perú

Dirigiéndose a los representantes de la comunidad shipibo-konibo de Cantagallo (Lima), a la comunidad de Huamanga (Ayacucho), y a la comunidad Milagro Eucarístico del Eten (Chiclayo), el arzobispo de Lima sostuvo que la Iglesia debe dejarse interpelar por aquellas comunidades que hablan distintas lenguas:

«Nos están llamando y tenemos que responder a ese llamado. Ellos han aprendido muy bien a hablar el castellano, pero nosotros tenemos que pedir perdón porque no sabemos hablar en su lengua. Sería interesante que empezáramos un camino de intercambio en donde aprendamos la diversidad de lenguas. Son 44 lenguas de la Amazonía y 4 lenguas andinas que hay que valorar y conocer», reflexionó.

La lengua, el acento, la forma de decir y hablar son importantes porque nos ayudan a captar la belleza de la diferencia. La diferencia no es para hacer riñas y peleas, es para admirar y apreciar, para vivir de la alegría de la diversidad y la maravilla que existe en cada uno de nosotros.

Antes de dar su bendición final, Monseñor Castillo hizo un llamado a continuar el camino sinodal de la Iglesia respetando nuestra riqueza y diversidad cultural, todos en una sola unidad como la Trinidad, de tal manera que «tenemos un lugar y nadie sobra en esa tierra porque todos somos indispensables».

Este domingo, la Catedral de Lima recibió la visita del Grupo Católico «Milagro Eucarístico Perú 1649», al celebrarse el aniversario 375 de la primera aparición del Niño Jesús en la Hostia Consagrada en Ciudad Eten (Chiclayo).