Al celebrar la Epifanía del Señor en la Basílica Catedral de Lima, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a «redescubrir al Señor pequeño, al Dios pequeño, humilde y sencillo». En su homilía dominical, el prelado afirmó que el mundo «tiene mucha descritianización» y la actitud de los magos que fueron adorar al Señor, nos debe inspirar a recibir los mismos dones: 1) la llamada del Señor en lo profundo de nuestras esperanzas, 2) el discernimiento y reflexión de un cristianismo inteligente, 3) sorprendernos de la marvilla de Dios que se manifiesta en lo pequeño.
«Nosotros, que somos un país católico, tenemos, hoy día, una enorme tendencia a vivir paganamente, porque las invasiones de las ambiciones nos destruyen y nos hacen violentos y nos hacen lejanos al Dios pacífico que murió en la Cruz para darnos vida, amor y esperanza», es la reflexión que nos deja el Primado del Perú.
Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo.
La Iglesia de Lima ha celebrado este domingo la Epifanía del Señor, en palabras de nuestro arzobispo Castillo, «un día alegre para toda la humanidad llamada a conocer que Dios es amor». Esta es una premisa que se expresa en al nacimiento del Niño pequeño «que se ha hecho uno de nosotros … ¡y el más pobre de todos nosotros!, dispuesto, inclusive, a morir en una Cruz para anunciarnos la paz».
Comentando el Evangelio de Mateo (2, 1-12), que narra la visita de los Magos al Niño Dios, Monseñor Carlos explicó que todos los seres humanos tenemos búsquedas interesantes, pero debemos saber leer los signos y las circunstancias para tomar decisiones adecuadas. «Estos reyes magos, estos astrólogos, ven aquello que es interesante en el cielo para ellos, pero ven más, buscan más», adelantó.
Inspirado en la homilía del Santo Padre en la Epifanía del Señor, el obispo de Lima destacó los tres regalos que reciben los Magos en su búsqueda al Señor: 1) la llamada del Señor, 2) el don del discernimiento, 3) la capacidad de sorprenderse por el Dios «pequeño».
Primer regalo: la llamada del Señor.
Los Magos se sintieron llamados. Este fue el primer don que recibieron, porque vieron una estrella y trataron de comprender ese misterio. «Siempre, detrás de cualquier pasión que tenemos, debemos ver lo positivo de la pasión, porque Dios nos ha hecho apasionado, sensibles. Nosotros somos seres humanos intuitivos porque somos hechos por amor y para amar. Lo importante es que no vayamos de la fascinación a pasar al fanatismo, sino que, antes, valoremos la fascinación para encontrar el sentido más profundo y hacer, entonces, una respuesta al misterio que está ahí presente», explicó el prelado.
Monseñor Castillo señaló que detrás de toda búsqueda, siempre está la búsqueda a Dios. Por lo tanto, nuestra actitud como cristianos debe ser el acompañamiento y el acercamiento, «no esperar que lleguen, sino irlos a buscar como Jesús, que salió a buscar a sus ovejas». Este sentido misionero es el que, finalmente, está detrás de esta búsqueda.
Segundo regalo: el don del discernimiento.
Como segundo aspecto, el arzobispo de Lima destacó la capacidad de reflexión y discernimietno de los Magos, que empiezan a «ir más allá de las averiguaciones enredadas de Herodes» y se dejan guiar por la meta de encontrar al Niño.
«No basta con que nosotros busquemos, es necesario estar disponibles a encontrarnos con aquello que nos prepara el Señor. Y, para eso, necesitamos ir a la meta, no quedarnos con las tentaciones del camino, como dice el Papa. En nuestro país, actualmente, tenemos la fascinación por algunas cosas que nos han ilusionado durante años. Aparentemente, son grandes ideales, pero yo creo que lo que más nos ha fascinado durante los años 90 y 2000 ha sido… ¡la plata! Y todo el mundo está fascinado por ver la manera de que, a través de ciertos mecanismos, se llenen de plata», indicó el Monseñor.
Hay personas que no aceptan el discernimiento y, entonces, quieren conseguir sus objetivos a como dé lugar. Eso es necesario cambiarlo, porque si no nos vamos a perder todos.
Y ¿cuál es la meta que nos enseñan los Magos? «Tenemos que llegar a adorar al Niño y, para eso, hay que diferenciar de las tentaciones y de las pasiones que nos pueden venir, recogiendo lo interesante y, simultáneamente, ir al fondo, a la base, es decir, a la meta que es el Señor», precisó el arzobispo.
Tercer regalo: la capacidad de sorprenderse por el Dios «pequeño».
Finalmente, Monseñor Carlos habló sobre el tercer regalo que obtuvieron los Magos: la capacidad de sorprenderse al encontrarse con un «rey chiquitito, pequeño», pero, en realidad, «es el Rey grande que se hace pequeño».
«Esa sorpresa – asegura el Primado del Perú – les permite hacer un segundo discernimiento en sueños, y se retiran por otro camino para no caer en las garras de la maldición de Herodes. Y así, entonces, hacen posible que todos los pueblos se abran al Señor y aprendan ellos mismos a abrirse al Señor, para que todos tengamos la misma actitud, inclusive, si no somos creyentes, si no somos cristianos».
La Eucaristía de este domingo 8 de enero, contó con la participación de la Pastoral Juvenil del decanato 7 de nuestra Arquidiócesis de Lima.