Mons. Castillo: Vivir un cristianismo inteligente, capaz de discernir con libertad

Leer transcripción de homilía del arzobispo de Lima

Llegado el domingo XVII del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo presidió la Eucaristía en la Catedral de Lima. El prelado hizo un llamado a recoger la propuesta del Señor, que en el Evangelio de hoy, nos invita a vivir un cristianismo inteligente, capaz de discernir, profundizar y ponderar las cosas, de lo contrario, podríamos correr el riesgo de habituarnos a un «cristianismo de reglas donde todo ya está hecho» pero que no nos permite vivir en libertad.

«Solamente cuando hacemos juntos un discernimiento y una reflexión para ver juntos qué es más justo y adecuado, podemos salir adelante. No vivamos a espaldas de nuestros propios problemas, resolvamos las cosas con discernimiento y voluntad de ayudar, especialmente, a los más vulnerables, a los que sufren enormes injusticas y muerte», ha expresado el Primado del Perú.

La Santa Misa contó con la presencia de Monseñor Jordi Bertomeu, oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. «Agradecemos la presencia de Monseñor Jordi, que ha venido por encargo del Santo Padre para que todo lo que ha sido malo en nuestra historia pueda esclarecerse y podamos seguir adelante con paz y esperanza. Solo se resuelven las cosas cuando se afrontan, no cuando se evaden», manifestó nuestro arzobispo.

Al inicio de su homilía, Monseñor Castillo se refirió a la liturgia de hoy como «un canto a un cristianismo inteligente» y «una poesía para que aprendamos juntos a discernir y expresar lo que estamos viviendo». Comentando el Evangelio de Mateo (13,44-52), que describe el Reino de Dios como un tesoro escondido, el arzobispo nos invitó a reflexionar sobre la propuesta del Señor, que quiere explicarnos cómo es nuestro Dios a través de parábolas. «Él nos ve a nosotros, a la humanidad, como el tesoro escondido en toda la creación que hizo. Y, por lo tanto, Él discierne y decide entre todas las cosas», señaló.

El obispo de Lima recordó que el Señor nos ha creado para ser semejantes a Dios, y esa semejanza significa «ser semejantes en inteligencia y sabiduría, aprendiendo a escoger las cosas más justas y adecuadas a las personas, sobre todo, aprendiendo a diferenciar y saber relacionarnos con la Creación».

Por ello, la parábola de hoy también hace hincapié en que el Reino de los cielos se parece las perlas finas de un comerciante, que es otra manera de decirnos que somos amados y considerados como «la perla más bella y fina que Dios ha podido crear, porque todos tenemos un valor que necesitamos reconocer, y Dios ha venido y enviado a su Hijo para que aprendamos a valorarnos», indicó.

Si no discernimos, no actuamos como el Dios que nos ha creado, y tendemos a hacer las cosas a nuestro modo. Actuar por interés es reducir a la persona humana, y eso ocurre cuando tenemos indiferencia ante las personas y las tratamos como cosas.

El arzobispo de Lima puso especial énfasis en la Primera lectura del libro de los Reyes (3,5.7-12), para resaltar las virtudes de Salomón, que en su condición como rey de Israel, no le pide a Dios riquezas ni grandezas, sino un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien. El prelado insistió en la importancia de que todo aquel que tiene la misión de ser dirigente en el país, asuma con responsabilidad sus decisiones y actúe de forma justa. «A veces, porque estamos distraídos y tenemos los intereses puestos en otra cosa, nos olvidamos de la gente», advirtió.

Salomón es reconocido por el Señor porque ha pedido inteligencia para discernir, ha pedido un corazón para entender. Es una inteligencia que está unida a los sentimientos, a las decisiones, que permite, además, tener esa capacidad de unir corazón con razón.

Carlos Castillo exhortó a vivir un cristianismo pensante, no un cristianismo lerdo que no sepa profundizar las cosas «porque todo ya está hecho». El Monseñor afirmó que, por mucho tiempo, nos hemos habituado «a un cristianismo de reglas, en donde no pensamos, porque es más fácil cumplir las reglas; pero, a veces, esas reglas no nos permiten tener libertad. La regla vale cuando sirve para profundizar e ir avanzando en libertad, y si nos oprimen y nos impiden el poder ser libres y discernir con nuestra cabeza las cosas con tranquilidad, con el corazón, entonces, no ayudan a ser humano», argumentó.

Estas capacidades para discernir y tener criterio, recalcó el arzobispo, también se presentan en la comparación del Reino de los cielos con una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. ¿Qué significa esto? «Que Dios nos ha creado diferentes a todos y nos ayuda a crecer, porque es un Dios inteligente que va viendo cómo se hacen las cosas, va siguiéndonos y siempre nos acompaña. Por eso, el Papa dice que Dios nunca nos abandona, porque nos da una ayudita para poder discernir», comentó.

El cristiano es alguien que va amalgamando y recogiendo las cosas interesantes de todo. Inclusive, Pablo dice: “prueben todo y quédense con lo bueno”, para que tengamos experiencia y recojamos de las experiencias lo mejor.

Por último, Monseñor Carlos hizo una invocación a que, con la contribución de todos, especialmente, con la sabiduría de las mujeres que han aprendido a comprender los problemas desde su propio sufrimiento y marginación, podamos regenerar nuestro país, corregir los errores que cometemos (como sociedad y como Iglesia) y resolver juntos los conflictos históricos del Perú.