Con gran alegría y entusiasmo, nuestra Arquidiócesis de Lima celebró la Misa de Acción de Gracias por las Bodas de Rubí de Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis de Lima, 40 años de vida sacerdotal junto al Pueblo de Dios.
La Eucaristía se llevó a cabo en la Parroquia Santa Rosa de Lima en el distrito de Lince y contó con la presencia de Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima; Monseñor Guillermo Cornejo, Obispo Auxiliar; Monseñor Octavio Casaverde, Vicario General; y representantes del Clero de Lima.
A petición del celebrante, Monseñor Castillo presidió la homilía y expresó unas sentidas palabras de agradecimiento por la vida y el testimonio de nuestro obispo auxiliar: “40 años que tú, querido amigo Guillermo, has podido recorrer. Y todos los que estamos aquí hemos sentido tu testimonio y presencia, porque nos has alimentado la fe, has estrechado con nosotros lazos de amistad muy profundos, y por eso te llamamos Memo”, indicó el prelado.
El Arzobispo de Lima destacó el largo camino pastoral de Monseñor Elías, comentando el inicio de su vocación junto a los padres de Maryknoll, fundadores de la parroquia Santa Rosa: “Recibiste de parte de los padres de Maryknoll, que nos dejaron esta preciosa Iglesia, un ámbito de paz y amor que ha dejado una huella imborrable”.
Reflexionando sobre la difícil situación que viene atravesando nuestro país, Carlos Castillo recordó la importancia de anunciar vivamente el Reino de Dios a través de nuestra vida: “Son demasiados los golpes, los problemas, las dificultades, y contigo me ha tocado compartir el ministerio de anunciar adecuada y justamente el Evangelio. Nos toca salir de este ‘desierto’ para anunciar vivamente que es posible la conversión de nuestro pueblo a los mayores valores del Reino de Dios, la justicia y la paz”, acotó.
La Iglesia está necesitada del concurso sinodal, que nos permita aportar al mundo y contribuir como una especie de inspiración, para que el mundo vea que la Iglesia sabe ponerse de acuerdo y abre caminos nuevos.
Guillermo Elías: «Todo lo que soy se lo debo a Dios».
Al final de la Celebración Eucarística, Monseñor Elías agradeció a Dios, a su familia y a todos los presentes por acompañarlo en su celebración. El obispo recordó el inicio de su llamado a la vocación sacerdotal: “Hace más de 40 años, arrodillado en este altar, experimenté el llamado. Aún recuerdo esa inquietud de amor que germinó y respondí de manera plena y total. No fue fácil decirlo, mi papá fue crítico, pero sabio, y Jesús abrió caminos”.
Guillermo Elías, evidentemente emocionado, expresó la alegría desbordante que siente por ser sacerdote: «Todo se lo que soy se lo debo a Dios, Él siempre ha estado a mi lado en cada misión. Soy un obispo inmensamente feliz y me siento más que nunca en las manos de Dios, eso es lo que he deseado toda mi vida, desde joven, arrodillado aquí, para hacer la voluntad de Dios”.