En el mes del Señor de los Milagros, los colaboradores del Arzobispado de Lima participaron de una Eucaristía en el Santuario de Las Nazarenas, para agradecer a Dios por los dones recibidos en este año laboral.
Inspirado en la liturgia del día, Monseñor Guillermo Elías explicó que, para ser cristiano, es necesario «dejar atrás las puertas» que nos impiden llevar una vida digna y nos conduce a una vida sin sentido. «Los bautizados no estamos llamados a entrar por la puerta ancha, aquella que es mucho más fácil y asequible. Es necesario entrar por la puerta estrecha que nos hace corresponsables con el don de nuestra propia vida, con esas facultades importantes: la libertad, la voluntad y la inteligencia”, reflexionó el prelado.
En su alocución, el obispo auxiliar de Lima repasó el pasaje del Evangelio de Lucas (Lc 13, 22-30): «Un hombre le pregunta a Jesús: «¿Son pocos los que se salvan?» Y el Señor responde: «Traten de entrar por la puerta estrecha». Este fue el punto de partida de su exhortación a los colaboradores del Arzobispado de Lima:
“El mundo nos presenta muchas puertas, pero depende de nosotros cuál de ellas escogemos: 1) aquellas que son fáciles, enchapadas con oro, plata o 2) aquellas con marcos de madera vieja, pequeñas que, muchas veces, son las que nos llevan a la salvación real”, acotó.
Guillermo Elías afirmó que «Dios conoce nuestros corazones, nos ama por lo que somos, Él sabe el camino que elegiremos y, por ello, está constantemente invitándonos a ir por la puerta angosta para encontrar la plenitud eterna».
Monseñor Elías precisó que, cuando el Señor nos llama a aesforzarnos por entrar por la puerta estrecha, no significa que Dios nos cierra la puerta: «Muchas veces, somos nosotros los que cerramos la puerta, pero Dios nos ama por encima de lo que hagamos, nos ama por lo que somos, sus hijos y sus hijas”, refirió.
Vivamos mirando a la puerta angosta, con un compromiso real y esfuerzo constante, con voluntad firme y perseverancia.
Durante la Eucaristía, los colaboradores del Arzobispado de Lima participaron en la liturgia y las intenciones. Al finalizar, cada uno tuvo un encuentro especial con la imagen del Señor de los Milagros.