El Arzobispado de Lima ofrece el “Vademecum para el tiempo de pandemia”, un instrumento de oración para acompañar a nuestros enfermos y familiares afectados por la crisis sanitaria que vivimos en nuestro país. El material es descargable y de acceso gratuito.
Al no poder estar cerca físicamente de nuestros familiares y amigos, especialmente pacientes con Covid-19, la Iglesia de Lima, a través de la Pastoral de salud, viene difundiendo una serie de oraciones y ritos especiales que nos recuerdan que Dios está presente en todas partes, sobre todo en las situaciones de adversidad y soledad.
En este tiempo excepcional, las oraciones que compartimos incluyen dos instrumentos que adquieren una relevancia especial: la contrición perfecta y la comunión espiritual.
1. La Contrición Perfecta
La contrición perfecta la debe hacer uno mismo en su interior. Se trata de seguir todos los pasos habituales de una confesión: en primer lugar se deberá hacer un examen de conciencia, expresar el dolor de los pecados y el propósito de enmienda.
La diferencia es que, en vez de decir los pecados al confesor, uno le pide directamente el perdón a Dios. Cuando pase la situación excepcional y pueda acudir a un confesor, le dirá a él los pecados que le han sido perdonados de este modo. Es muy importante tener claro que el perdón de Dios llega en el mismo momento en que uno efectúa esta contrición perfecta. Si quiere uno puede hacer una penitencia o esperar a la que sugiera el confesor cuando acuda a él.
2. La Comunión espiritual
La comunión espiritual se puede hacer personalmente o en grupo (tomando las medidas preventivas). Se trata de buscar un momento de recogimiento interior. Sería muy adecuado leer primero el Evangelio del día o escuchar una misa a través de radio, televisión o Internet.
Posteriormente se puede recitar en silencio o leer la fórmula de Comunión espiritual (conviene tener un momento de acción de gracias). De encontrarse con una persona enferma que no pueda leer, lo podría hacer algún familiar, amigo o alguien del personal sanitario.
3. Comunión administrada por un ministro extraordinario
En los casos en que sea posible, y siempre de acuerdo con el párroco o capellán, incluimos la fórmula para que un ministro extraordinario (laico, familiar o trabajador sanitario) pueda administrar la comunión a un enfermo leyendo la siguiente oración:
Las diversas oraciones que se han añadido pretenden ayudar, consolar y hacer sentir el amor y la cercanía de Dios en estos tiempos extraordinarios. Recordemos que los primeros cristianos no tenían templos, adquiriendo en ese entonces, una importancia vital las “iglesias domésticas”, es decir, sus casas.
Por eso, en este tiempo especial tenemos que descubrir la importancia del hogar y la familia como lugar de encuentro con Dios.