Mons. Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la misa de acción de gracias por el 193 aniversario del Instituto Nacional Materno Perinatal: “Sé que ustedes tienen la presencia de Dios constantemente» – expresó.
“Lo importante de un aniversario no es celebrar sólo el paso del tiempo, sino que nosotros pasemos por el tiempo y dejemos esa estela de una presencia que edifica a la institución en la cual estamos”, comentó al inicio de su homilía.
Refiriéndose a la Lectura de la profecía de Malaquías (3,13-20a), Mons. Guillermo recordó que orar implica un acto de absoluta confianza:
«El profeta Malaquías, levanta el anuncio al pueblo abatido y a las injusticias, haciéndole vislumbrar el cumplimiento feliz de sus promesas, ‘Dios hará brillar, le dice Malaquías, un sol de justicia sobre todos los que han confiado en él y ellos experimentaran su tierna compasión’ – esa compasión de un Dios que se revela, de un Dios que acompaña, de un Dios que aparentemente está escondido pero que en lo profundo del corazón conoce lo que realmente necesitamos», añadió.
El Padre bueno que siempre busca nuestro bien
Por otro lado, en el Evangelio de Lucas (11,5-13), Jesús nos recuerda que Dios es un «Padre bueno que siempre busca nuestro bien», y que con su ternura paternal nos responde en el momento oportuno.
El obispo auxiliar explicó que muchas veces las situaciones difíciles de nuestra vida nos permiten “crecer como persona, conocernos a nosotros mismos para ser fuertes y ver hasta dónde podemos soportar»:
La oración es la confianza puesta en un Dios que responde.
La ternura paternal de Dios nos recuerda que “sabe lo que realmente necesitamos», y por eso acudimos al Espíritu Santo para obtener una respuesta y discernir. “Sin el Espíritu no somos nada, nos desarmamos” – puntualizó.
Y dirigiéndose al personal del Instituto Nacional Materno Perinatal, Mons. Guillermo hizo un llamado a «tocar la puerta sin cansarnos» y poner nuestro servicio en manos de Jesús:
“Señor, estamos tocando la puerta, queremos invitarte a que entres en nuestras vidas. Queremos celebrar no solo el paso del tiempo sino el tiempo en nosotros, por eso queremos orar llamándote, pidiéndote, tocando la puerta sin cansarnos. Amén”.