Agentes pastorales juveniles de las parroquias de nuestra Arquidiócesis, se congregaron en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo para vivir la II Asamblea de la Pastoral Juvenil de Lima, un espacio de escucha e intercambio de propuestas para buscar caminos de respuestas a las necesidades juveniles.
En ese sentido, el arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, inició su intervención hablando sobre la importancia de promover encuentros de diálogo y debate dentro de la Pastoral Juvenil, a fin de orientar una línea común que recoja la diversidad de las formas de actuar y vivir que tienen los jóvenes. No se trata de cumplir las cosas a rajatabla y sin sentido crítico, al contrario, es necesario «acercarnos a los jóvenes y recoger las cosas interesantes que tienen para decirnos».
Pero la Pastoral Juvenil tampoco debe perseguir un fin proselitista, con la única misión de ganar adeptos para la Iglesia católica y luchar contra el mundo, así lo aseguró el prelado: «En la Iglesia, en general, hay un enorme miedo a lo que está pasando en el mundo. Y la Iglesia no puede tenerle miedo al mundo, porque si Jesús ha «vencido» con el amor al mundo, la Iglesia tiene que persistir en amar y comprender; de lo contrario, la Iglesia se forma con un grupito de gente que se aisla y pretende condenar al resto», remarcó.
Monseñor Carlos recordó que todos estamos llamados a vivir el Evangelio en las diferentes circunstancias de la vida, especialmente, revisando la propia realidad de los jóvenes, sus experiencias, alegrías y dificultades.
Padre Marco Agüero: Ver, mirar y vivir una pastoral juvenil orgánica.
Otro momento de la asamblea estuvo dedicado a explicar qué es y cómo funciona la pastoral juvenil orgánica en la estructura de la Iglesia. La ponencia estuvo a cargo del Padre Marco Agüero Vidal, párroco de la Parroquia San Ricardo.
«Una pastoral juvenil orgánica es una estructura de la Iglesia que busca que los jóvenes se encuentren, es un espacio de crecimiento personal y fraternidad que, después de un tiempo, se convierten en núcleos de amistad y fe», indicó.
La parroquia debe ser un espacio nuclear de familia, no un espacio de eventos y servicios (a veces, lo reducimos a eso). En la pastoral juvenil orgánica se experimenta el dinamismo de una familia en procesos vitales, a partir de procesos educativos en la fe que se desarrollan de manera gradual.
Agüero Vidal reiteró que, a la luz de un nuevo proceso de sinodalidad propuesto por el Papa Francisco, la Pastoral Juvenil debe actuar como un interlocutor eclesial de las múltiples realidades que viven los jóvenes en sus barrios y comunidades. «Necesitamos una Pastoral Juvenil que camine por el mundo con gestos de vida y de amor. Esa sería un poco la dinámica de esta línea orgánica de Iglesia sinodal», acotó.
Trabajos grupales y plenario general.
La II Asamblea de la Pastoral Juvenil de Lima tuvo como protagonistas a los jóvenes coordinadores y jóvenes catequistas. Ellos se reunieron en varios grupos para abordar una serie de preguntas orientadas a identificar las fortalezas y debilidades de cada programa de pastoral juvenil parroquial.
Posterior al intercambio de ideas, hubo un momento de plenario donde se presentaron necesidades comunes, como la falta de acompañamiento a jóvenes que llegan por primera vez a la vida parroquial. «Hay una falta de apertura y acogida a los jóvenes nuevos por parte de personas que ya participan en la parroquia», explicaron.
Ante las principales dificultades que afrontan en sus comunidades, los jóvenes destacaron que, a veces, se vive «una pastoral juvenil episódica», es decir, dedicada únicamente a concentrarse en el trabajo de actividades esporádicas (esto puede deberse a falta de tiempo, responsabilidades académicas y laborales, desinterés o desconocimiento). «Es necesario actuar en conjunto y de forma permanente, suscitando más espacios de integración entre los jóvenes y realizando actividades de vida espiritual», insistieron.
Los jóvenes siempre están agrupados en plazas y parques, haciendo danza, deporte, entre otras actividades. Queremos que la Iglesia se acerque a ellos, innovando planes creativos para invitar a estos jóvenes y salir a anunciar la Palabra de Dios en las calles.
Por su parte, los asesores juveniles (conformado, en su mayoría, por sacerdotes, religiosos y jóvenes adultos con años de experiencia), señalaron que se debe promover a las nuevas generaciones para crear una Iglesia más dinámica: «No podemos imponer, tenemos que dejar atrás el protagonismo y ayudar a que la nueva generación de jóvenes tome el mando y sean más responsables».
Los jóvenes quieren espacios de acogida, donde puedan hablar y ser como son, sin ser juzgados. Nosotros le ofrecemos a Jesús, el Evangelio, el amigo.
La II Asamblea de la Pastoral Juvenil de Lima marca el inicio del camino hacia la JMJ LIMA, próxima a celebrarse en agosto del 2023. Todos los aportes obtenidos serán consolidados en un documento final.