«Dios nos ha constituido en seres esperantes, abiertos, para entender la hondura de su presencia y de su venida. El Adviento es un tiempo para iniciar esta reflexión sobre cómo esperamos los creyentes y qué aportamos para la esperanza humana», fueron las palabras de Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú durante la Celebración Eucarística de este Primer Domingo de Adviento.
Mons. Castillo explicó que la Corona de Adviento es símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la vida verdadera: «Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inaugura el Tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan también que Jesucristo es la luz del mundo, su color verde significa la vida y la esperanza» – expresó.
«Encender semana tras semana los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad – prosiguió – hoy, Primer Domingo de Adviento, bendecimos esta corona y encendemos el primer cirio».
Esperar al Señor a través del servicio y la ayuda
Al acercarse el Día Mundial del Voluntariado, el obispo de Lima dirigió su mensaje a todos los grupos de voluntarios presentes en la Celebración Eucarística: «tenemos la alegría de comenzar el Adviento realizando lo que decimos en la oración inicial, esperar la venida del Señor realizando obras buenas», indicó.
El Adviento es un tiempo para iniciar esta reflexión sobre cómo esperamos los creyentes y qué aportamos para la esperanza humana.
«La humanidad está a la espera del Señor preparando su venida a través de las acciones de servicio y de ayuda a diversas personas, especialmente en los sectores en los que la humanidad sufre más y tiene graves tragedias que enfrentar, graves heridas que curar», resaltó.
Celebrar la esperanza contra toda esperanza
El Arzobispo de Lima dijo que el Adviento es una oportunidad para «celebrar la esperanza contra toda esperanza, la esperanza esperante, permanentemente abierta al Señor que viene». Por eso, Dios nos ha «constituido en seres esperantes, abiertos, para entender la hondura de su presencia y de su venida».
Dios ha enviado a su hijo que llegó para mostrarnos el camino del amor y nos dio la fuente de nuestras esperanzas. Él vendrá definitivamente a renovar el mundo para llenarlo de su amor
Refiriéndose a la Lectura del Profeta Isaías (2,1-5), Mons. Castillo explicó que lsrael siempre había vivido en la inseguridad, especialmente el sector sur de Israel, Judá – «había sido el pueblo pobre y despreciado, la parte de Israel que no se había desarrollado sino tardíamente» – comentó.
«Ellos imaginan bellamente que su Señor les daría una ciudad estable en un monte alto, a donde todas las naciones vendrían, y vendrían por una razón: porque de ese monte saldría la Palabra del Señor, que a la vez es justicia y derecho. «Israel será árbitro de las naciones, juez de pueblos numerosos… No se alzará la espada pueblo contra pueblo y no se adiestrarán para la guerra” – dice la Palabra».
La paz se consigue amando como el Señor nos ha enseñado
«Hoy día también la Catedral de Lima acoge a los grupos de voluntarios que no forjan espadas, sino que hacen arados, que no tienen en sus manos lanzas, sino que tienen podaderas. Tienen sus manos para curar y para cuidar, para alentar, para que no haya guerras sino paz», precisó.
La paz se consigue cuando nosotros nos disponemos a amar como el Señor nos ha enseñado desde esa Jerusalén en donde en sus afueras, el Señor entregó su vida.
El Señor nos invita a que «aprendamos a esperar» – recuerda el Primado del Perú – «nuestro Señor nos enseñó la compasión y la espera para que podamos tener tiempo de discernir nuestra vida y poder encontrar el camino que Él nos indique con un aprendizaje progresivo».
Estamos llamados a «despertar del sueño»
Y reflexionando sobre el Evangelio de Mateo (24,37-44), Mons. Castillo reiteró que «abriendo los ojos» es como debemos prepararnos en este Tiempo de Adviento : «el Señor de un modo muy sencillo nos dice que es necesario estar en vela, y San Pablo en su Carta a los Romanos (13,11-14.) también nos recuerda que es hora de despertarse del sueño» – apuntó.
«Uno se hace voluntario porque ha encontrado que vale la pena dar la vida por algo interesante, por eso, hay que estar con los ojos abiertos para ver dónde están los problemas. Esto es sumamente importante porque una moda de nuestra época moderna es considerar que la religión es algo solamente interior, en donde las personas vienen a rezar, se ponen de rodillas, oran al Señor con mucha hondura, con mucha fuerza espiritual, pero a veces con los ojos cerrados», subrayó el pastor de Lima.
Tenemos que plasmar en la vida con los ojos abiertos una respuesta a los desafíos que recibimos y, sobre todo, a los desafíos que vienen de los que más sufren.
Este llamado a despertar del sueño es también una indicación para nuestra ciudad, «una de las más espirituales del mundo», para poner el acento en las principales preocupaciones y dificultades que afrontamos como sociedad – «estemos siempre alerta para ver por dónde podemos enfrentar las situaciones, y eso es un problema que no solamente es individual, sino también comunitario, colectivo. Toda nuestra Iglesia y todos los cristianos de nuestra ciudad tenemos que estar bien atentos para ver cómo respondemos a situaciones muy complejas que tenemos» – acotó Mons. Castillo.
«Abrir los ojos» para responder los desafíos de nuestra sociedad
Por último, el Arzobispo de Lima exhortó a que podamos «empezar un camino de reconciliación» a partir del reconocimiento de los errores que se han cometido – «eso es urgente en nuestro país» – enfatizó – tenemos que responder a otro tipo de desafíos más cotidianos pero que están ligados también a los grandes desafíos que sufrimos como sociedad. Es una tarea de todos el poder resolver, por ejemplo, la corrupción, el desempleo, la seguridad social».
Como ciudadanos tenemos que entrar vivamente en esta dinámica para ensanchar la democracia
«Que podamos prepararnos realmente para la llegada de Jesús Niño, viendo de cerca que hoy ese niño que ya nació hace 20 siglos nos sigue llamando a actuar voluntariamente en servicio de los que más sufren», concluyó.
Este Primer Domingo de Adviento la Basílica Catedral de Lima recibió la visita de diferentes instituciones dedicadas al voluntariado: Centro Nacional de Voluntariado (CENAVOL), Voluntariado del Hospital Loayza, Voluntariado del Hospital Central de la PNP, Voluntariado del AVINABIF ( mamás voluntarias para el INABIF), Voluntariado del Hospital Naval Estela Maris, Voluntariado del Hospital del Niño, y Voluntariado de la Fundación Peruana de Cáncer.