[Informe especial por el mes de Santa Rosa de Lima]
Inspirados en el espíritu de gratuidad y ayuda al prójimo de Rosa de Lima, quien se identificó con el sufrimiento humano de los enfermos y los indios de su época, hoy queremos compartir los testimonios de solidaridad y organización de las Parroquias de nuestra Arquidiócesis.
A través de estos gestos humanos y cristianos, recordemos que la santidad también está presente en el corazón de quienes se identifican con los más necesitados. El servicio y la relación con el prójimo forman parte del llamado del Papa Francisco a la santidad en el mundo actual: “Somos llamados a vivir la contemplación también en medio de la acción, y nos santificamos en el ejercicio responsable y generoso de la propia misión”. (GE 26).
«La Iglesia no puede estar ajena a los que sufren».
La Parroquia Santa Magdalena Sofía Barat, ubicada en el distrito del Agustino, se ha organizado para realizar cadenas de solidaridad con todos los migrantes que viven en la zona: «desde los inicios de la pandemia, hemos colaborado con bolsas de víveres para que estas familias puedan tener con qué alimentarse», comentó el Párroco Arturo Alcos.
Hemos encontrado en Santa Rosa de Lima un modelo a seguir, porque ella también supo mostrar su solidaridad y ayuda con los más pobres, con los enfermos, con las familias que pasaban necesidad. Por eso, la iglesia no puede estar ajena a los que sufren, menos con los migrantes.
Para el Padre Arturo, esta pandemia también ha traído consigo muchas lecciones: «una de ellas es la organización popular, porque solos no podemos vencer esta pandemia, unidos sí, y por eso, es importante que podamos organizarnos a través de las juntas vecinales, fortalecer los clubes de madres, los comités de vaso de leche, los comedores populares y las ollas comunitarias. A través de estos grupos de vecinos nosotros podemos acompañarlos, podemos educarlos mejor y brindar nuestra ayuda», acotó.
El amor a Dios reflejado en el amor por nuestro prójimo.
Para Giannina León, miembro del Consejo de la Capilla Cristo de los Milagros, perteneciente a la Parroquia San Miguel Arcángel, la unión y la organización de las comunidades de laicos, han sido indispensables al momento de apoyar a migrantes nacionales y extranjeros:
“En nuestra comunidad hay muchos migrantes afectados con esta pandemia, entonces nos hemos organizado a través de los diferentes grupos para llegar a cada uno de ellos. Hemos tratado de apoyar a los más afectados, sobre todo a las familias que tienen niños o adultos mayores, a las familias sin trabajo y que pasan hambre», expresó León.
Al igual que Santa Rosa de Lima, como laicos estamos llamados a salir y compartir con los demás, manifiesta Giannina: «nuestro amor a Dios se ve reflejado en el amor que ahora mostramos al prójimo», indicó.
Llamados a vivir la fe con obras.
Luis Enrique Corniel es un misionero laico de República Dominicana que tiene tiempo trabajando en nuestro país, puntualmente en la Parroquia San Lucas, en el distrito de Pueblo Libre. Desde su experiencia, Luis Enrique nos recuerda lo fundamental que es vivir una fe con obras:
“En esta pandemia estamos apoyando a más de 2000 familias, y durante este proceso hemos entendido la importancia de vivir las obras de misericordia corporales, por eso, los laicos quieren aportar con su granito de arena y así llegar a más personas», añadió.
Reflexión Final:
Nuestro país está llamado a ser una partecita del cielo, como solía decir Santa Rosa de Lima, y para ello, tenemos que aprender a hallar nuestra capacidad de amar y de identificarnos con Jesús, a través de las personas que más sufren.