Rosa de Lima: santidad sencilla, profunda e intensa

En el mes de Santa Rosa de Lima, los invitamos a reproducir esta clase magistral de nuestro Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo, presentada en junio de 2017 en el auditorio del Colegio Santa Rosa del Cuzco, como parte de las celebraciones por el 400 aniversario de la muerte de Rosa de Lima, organizada por la Orden de Religiosos Dominicos.

«Estamos ante una laica peruana que a su vez supo seguir una espiritualidad honda», comentó durante el inicio de su exposición.

Para hablar de Rosa conviene que «entendamos el siglo en el que vivió (XVII)». Lima gozaba de grandes beneficios derivados de la explotación minera, «y como sucede cuando sobra la plata», primaba la frivolidad de vida y la indiferencia de los españoles y criollos que «imponían el sufrimiento de los pobres, especialmente de la población india en todo el país».

🌹 Lima en tiempos de frivolidad e indiferencia

¿Qué había ocurrido? Había acontecido una crisis, «una crisis producto de situaciones muy graves que le tocó vivir a Rosa de Lima». Por este tiempo, las ambiciones pecuniarias de los españoles y criollos conllevaron a que se cometan «graves injusticias», sometiendo a pueblos indígenas a «largos males, confiscando sus tierras, y pretendiendo la perpetuidad de la propiedad indígena. Los hicieron trabajar en sus haciendas y los obligaron al trabajo forzado de las minas».

Lima era una sociedad «rica hasta el hartazgo», sin otro propósito de la riqueza por la riqueza, ausente de sentido, «especialmente de sentido humano con las poblaciones indias y negras».

Ante esta dificultad, Rosa decidió hacer experiencia y aceptó vivir su condición de criolla «con ojos y corazón abiertos e interpelados por los pobres indios y negros, en quienes percibió la presencia de su amado Esposo Jesús». Así, Rosa «encarnó una defensa de los indios en su vida cotidiana y en su religiosidad, promoviendo una forma de inculturación del evangelio que dura hasta hoy».

Rosa desarrolló una sensibilidad de mujer laica, criolla y creyente desde su ser, siendo consciente de lo que acontecía en el contexto limeño.

Uno de los sectores limeños más golpeados fueron las mujeres, que ya desde antes, en el siglo XVI «habían sido prohibidas de usar saya y manto –las tapadas– y en varias oportunidades, en el siglo XVII fueron humilladas con muy diversos maltratos».

🌹 La santidad profunda de Rosa de Lima

«Una santa es un don de Dios que emerge mediante la fe y la inspiración espiritual, en medio de circunstancias complejas, es decir, un don enraizado». En ese sentido, Rosa «se dejó interrogar por las circunstancias en medio de las cuales agudiza su vivir en enamoramiento pleno, semejante al artista, al poeta, al músico, al pintor, que expresan su vocación en cada gesto, en cada verso, en cada nota, en cada línea y color».

«Un místico es un sensor de Dios en el mundo complejo. Ese es el caso de Rosa, quien, sin vivir a espaldas de la realidad, sintió sus golpes y sus esperanzas en lo hondo del alma».

Rosa fue servidora para mostrar el rostro servidor en un mundo de injusticia y maltrato hacia los indios y negros. Por eso decimos que se «identificó hondamente con los cristos azotados del Perú».

«En medio de esta difícil y compleja realidad Rosa se atrevió a «sentir a Dios». Dios era para Rosa lo que sugiere en un poema César Vallejo: «mustia un dulce desdén de enamorado, debe dolerle mucho el corazón». En efecto, Rosa sentía a Dios como su amado y a este en los indios»