Señor de los Milagros: Con paso firme, construyamos un Perú unido

Cientos de miles de personas se congregaron en los exteriores del Santuario Las Nazarenas para participar de la Eucaristía que presidió Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima: «Este paso firme, este camino que vamos a hacer con el Señor de los Milagros, significa, para todos nosotros, el reafirmar que hemos de construir un país sólido por dónde caminar, un país sin tropiezos, sin piedras en el camino que destruyen nuestra vida y no nos permiten salir adelante», ha dicho el prelado en su homilía (leer transcripción).

Este año, el Anda del Cristo de Pachacamilla se mostró revestido con los más de 300 cordones de los cargadores de la Hermandad del Señor de los Milagros que murieron durante la Pandemia.

Por segunda vez, el Señor de los Milagros sale a recorrer las calles de nuestro pueblo. En todas partes del país, fieles acuden masivamente para acompañar al Cristo Moreno, que pasa «callejeando» y «misericordiando», como hace poco nos recordó el Papa Francisco.

Amar a Dios y rechazar al dinero como principio de vida.

Meditando sobre el Evangelio (Juan 3, 13-17), Monseñor Castillo señaló que Dios ha bajado del cielo como una gracia y un regalo a la humanidad para recordarnos que no se hizo hombre para endiosarse o sentirse superior a los demás: «Es un Señor que hace la voluntad del Padre, que viene de parte del Padre Dios para hacernos hermanos a todos, siendo Él plenamente Hijo, Hijo obediente».

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo.

Esta obediencia del Señor es una actitud que debemos aprender a revisar en nuestra fe, así lo indicó el arzobispo de Lima: «A veces, pensamos que la fe es algo que nosotros tenemos porque somos seres religiosos. El ser humano busca a Dios, pero también inventa dioses. Ahora hay un “dios” que anda caminando por ahí que todo el mundo conoce, “el dios dinero”, y todos, de alguna manera, le rendimos culto, especialmente, algunas personas que viven todo el tiempo buscándolo», acotó.

Es verdad que necesitamos el dinero para sobrevivir, pero hay quienes lo usan para especular, para convertirlo en un dios. Hay que amar a Dios y rechazar al dinero como principio de vida. Todo tiene su fundamento en el amor, todo crece, vive y existe por amor.

El Primado del Perú afirmó que el Señor nos ama y nos hace personas libres, inspiradas en su amor para generar una nueva humanidad hermanada, y no una que se esté mirando el ombligo, ajena a las necesidades de los demás. «Lo que hace posible nuestra fe es la inspiración de un Dios que nos hace libres y quiere que maduremos, que reflexionemos y decidamos e inventemos formas nuevas de amar».

Dejarnos engendrar por el Señor para entrar al Reino de Dios.

Retomando la liturgia de hoy, Monseñor Carlos explicó que el evangelista Juan ha puesto acento en las siguientes palabras: “Hay que ser engendrado de lo alto”. Y lo hace para afirmar que estamos llamados a dejarnos «engendrar por el Señor» para entrar al Reino de Dios, que es «una fuerza de amor que inunda a las personas».

La Iglesia es para anunciar el Evangelio de la alegría, de la esperanza. Y siendo que celebramos a un Cristo crucificado que se pasea por nuestras calles, Él introduce la inspiración en todo el pueblo, porque nos visita y viene a acompañarnos en nuestro dolor.

Pese a las vicisitudes de los últimos tiempos, el Señor no nos abandona, reflexionó el obispo de Lima: «En medio de la Pandemia, el Señor siempre vivía y sufría con nosotros en esos momentos. Y, por eso, también, tenemos la esperanza, no solamente en el reencuentro final, sino en la resurrección de todos. Algún día todos nos encontraremos y viviremos en paz y en alegría», agregó.

Seamos caminantes y misericordiosos como el Señor que recorre nuestras calles.

Monseñor Castillo exhortó a vivir este largo camino acompañando al Señor de los Milagros con madurez, claridad y capacidad de reflexión, reconociendo que Dios es amor y no tiene ira. «Dios es amor gratuito, generoso, entregado, inspirador, alentador con su pueblo. Todo lo que es vida está llamado a ser pleno, grande y, sobre todo, tiene la virtud y la maravilla de ser ancho como el corazón de Dios», recalcó.

El Señor quiere inocularnos con el amor de Jesús en la Cruz, mediante el “callejeo”, mediante el “misericordeo”, como dice el Papa, para que todos seamos misericordiosos y seamos caminantes, no estáticos, no encerrados en nosotros mismos.

Finalmente, el arzobispo de Lima precisó que, cuando contemplamos al Señor elevarse y caminar por nuestras calles, estamos profundizando y dejando que el Señor nos «vaya trabajando por dentro» para actuar misericordiosamente: «Este es un tiempo de contemplación, pero mirar significa profundizar, dejar que mis venas, que mi sangre, que mi corazón, mis manos, todo, se vaya transformando. Y luego, también, es un llamado a todo el pueblo para ser Pueblo de Dios, haciendo que todas nuestras relaciones mejoren. Por eso, ahora que caminamos juntos, que sea como una Parábola de cómo debe ser el Perú, un Perú unido por su Señor».

Homenaje a hermanos cargadores que murieron durante la Pandemia.

Este año, la Hermandad del Señor de los Milagros ha querido rendir un sentido homenaje a los hermanos cargadores que murieron durante la Pandemia. Es por eso que se colocaron, alrededor del Anda, cientos de cordones en representación de ellos y sus familias. Este gesto, destacó el arzobispo Castillo, «nos permite recordar, volver a meter en el corazón, la huella que nos dejaron durante su paso por este mundo».

Del Perú tienen que nacer los evangelizadores que anuncien al Señor de los Milagros y generen el gran milagro de la paz y de la nueva humanidad.