Todavía Cántanos, Mamá: Un poema del Arzobispo de Lima

A través del siguiente poema escrito por nuestro Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, queremos saludar a todas las madres de nuestro país, especialmente a nuestras madres enfermeras, médicas, bomberas, policías, personal de limpieza y voluntarias. A todas nuestras madres de las ollas comunes y a nuestras madres de la Pandemia que, con sus vidas, continúan dando testimonio de Jesús Resucitado.

Todavía cántanos, Mamá (Poema del Arzobispo de Lima)

Mami,
parece que ya respiramos
como cuando nos dabas tu aliento
y estábamos dentro de ti,
parece que ya cantamos
como cuando tu voz ordenaba los ruidos
gracias a tu timbre encantador.
Parece que ya vivimos
como cuando fluía tu sangre en nosotros
y nos preparabas para nacer,
fluir, cantar, respirar.

Mamita, parece que el virus se fue
gracias a la fuente nutricia de tu amor,
la que, cuando nacimos,
asistió nuestro luchar
para no morir de maldad.

Hace un año te pedí,
Mamá, que nos cantaras.
Necesitábamos tu fuerza y tu encanto,
y nos diste
el compartir y el cocinar
el donar y alimentar
el llenar la olla y abrazar
el hacer cola y dejarnos vacunar.

Te cuento ahora, madre,
que aún frágiles,
todavía te escuchamos,
como en las noches de tu arrullo,
las mañanas tocando mi puerta,
o de día…mientras silbabas y cocinabas,
o bailando barrías
o a croché tejías.

Sabes madrecita,
hubo quien se preocupó por todos,
y después de impases,
trajo vacunas para sanarnos.
Alguien con entrañas
como tu patria, madre,
olvidado de sí mismo
y entregado a la causa de tu canto.

Sí, empezábamos a estar mejor…
Pero Mamacha,
algunos pocos
cogen y lanzan
gritos y no cantos
enconos y no esperanzas
enredos y más dolor.
Nos colocaron
en una aventura arriesgada
sin tus entrañas.
Un canto sin encanto
que embruja y engaña.

Mamacita, solo nos queda tu canto,
esa música tuya que nos enamora,
que entonamos hasta en los estadios
y recorre nuestro mundo.

No permitas que nos despedacemos,
que la ambición nos corroa
y sea mayor que la amistad,
que la costumbre y maltrato
sea más que tu delicado tratar.

Mamita linda,
hoy te saludamos tus hijos,
y saludamos también a Aguchita,
como hace siglos a Rosa.

Mamacita,
llena de gracia, amor y bondad,
te saludamos a ti, con la que siempre está Dios,
y eres bendita entre todas las mamás de este día,
como es bendito Jesús, el fruto de tu vientre,
que nos hace benditos hermanos
engendrados en amor.

Madre, nuestra y de Dios
ruega por nosotros tus hijos,
pobres pecadores del Perú,
ahora y en esta hora de muerte
para que tu canto nos resucite de ella
y seamos hermanos…para vivir en tu paz y tu luz.